BRASILIA.- Un escándalo de desvío de dinero para la campaña electoral llevó al presidente Jair Bolsonaro, a amenazar con echar al ministro secretario general de la presidencia, Gustavo Bebbiano. La polémica involucra al Partido Social Liberal (PSL) y a uno de los hijos del mandatario. “Si se confirma la denuncia, Bebbiano podrá volver a sus orígenes”, advirtió Bolsonaro al canal de televisión oficialista Record.
La denuncia, hecha el fin de semana pasado por el diario Folha de Sao Paulo, generó la apertura de la investigación de la justicia electoral contra el PSL, el pequeño partido al que se afilió el ultraderechista Bolsonaro el año pasado para construir su candidatura.
Según el diario, como presidente del PSL, Bebbiano envió el año pasado 120.000 dólares del fondo partidario a una candidata del estado de Pernambuco. Con esos fondos debía imprimir afiches electorales en una empresa gráfica ficticia, que en realidad cobraría el dinero para “retornarlo” bajo la mesa a dirección del PSL.
Bebbiano reveló que había hablado del escándalo con el presidente, pero Carlos Bolsonaro, concejal de Río de Janeiro e hijo del presidente, lo negó: “Estuve al lado de mi padre y nunca habló con el ministro”, recalcó.
El escándalo del dinero desviado del PSL se suma a otros aparecidos en apenas 45 días de gobierno, como la investigación por movimientos sospechosos financieros de otro hijo del presidente (Flavio, que es senador) y posibles vínculos con las mafias parapoliciales de Río de Janeiro
Un momento clave
El gobierno de Bolsonaro se apresta a presentar en las próximas horas el gran proyecto económico de su gestión: la reforma previsional, que es impulsada por el ministro de Economía y banquero Paulo Guedes con el fuerte aval del mercado financiero.
El vicepresidente Hamilton Mourao afirmó que sin la reforma previsional el Estado no podrá pagar más que jubilaciones y salarios a partir de 2022, aunque el proyecto necesita ser aprobado por dos tercios del Congreso, ya que se trata de una enmienda constitucional.
Bolsonaro anticipó que hablará con los líderes del Congreso y con su equipo económico para tratar de llegar a un consenso. Apuntó que la edad mínima de jubilación es el aspecto más controvertido, con propuestas que varían de 62 a 65 años para hombres y de 57 a 60 años para las mujeres.
La meta del gobierno de ahorrar al menos 1 billón de reales (265.000 millones de dólares) durante la próxima década a través de las reformas al sistema de pensiones luce demasiado optimista, dicen analistas, lo que podría afectar el crecimiento económico y la confianza de los inversores en Brasil. (Télam-Reuters)