Vivir en lugares paradisíacos, en contacto con la naturaleza, cerca de la ciudad, podría ser el sueño de muchas personas, pero no todo lo que brilla es oro, reza la expresión popular. El Corte, bello paraje situado a ambos lados de la ruta 338, que conduce al cerro San Javier, padece con alguna frecuencia problemas que suelen repetirse a lo largo del tiempo.
Nuestra Sección Cartas es a menudo la caja de resonancia de las inquietudes de los vecinos. En nuestra edición de ayer, una lectora contó que en septiembre de 2015 se publicó un texto de su autoría en el que se quejaba por la falta de agua y casi como un milagro, unos diez días antes de las elecciones, el agua comenzó a fluir en El Corte. “Hace cuatro días que estamos sin agua, pero falta mucho para las elecciones. No creo que sobrevivamos hasta entonces. Los llamados diarios a la Sociedad Aguas del Tucumán son atentamente contestados, pero no se hace nada. Quizá debamos pedir que se adelante la elección para que nos den agua. Mientras tanto, vemos cómo en otras zonas se forman lagos de agua derrochada o se riega con total desaprensión”, escribió la profesora Carmen Perilli.
El lugar, ubicado en el piedemonte, es con frecuencia víctima de la depredación ambiental para favorecer desarrollos urbanos.
El Corte tiene una superficie aproximada de 817 hectáreas, y ha sido definido en Código de Ordenamiento de Yerba Buena como “la madre” de todas las unidades ambientales, porque debe preservar el ecosistema del municipio. Se indica que la densificación no puede superar los 65 habitantes por ha. En la crónica “Aquí, en El Corte, el Estado está ausente” (18/6/18), los vecinos se quejan por la falta de protección del medio ambiente, de controles, de mantenimiento de la infraestructura y por la ausencia de canalización de las aguas de lluvias. “En conclusión, los habitantes de El Corte plantean carencias. Son ellos los que no pueden salir en auto cuando llueve porque las calles quedan como bombardeadas. Son ellos los que ven salir agua de sus grifos tres horas al día. Son ellos los que coleccionan fotos de desmontes”, señala la crónica periodística.
La inseguridad es motivo de insomnio de los pobladores. “Alerta en El Corte por una ola de escruches. Ocho casas, al menos, fueron asaltadas en las últimas tres semanas y bajo la misma modalidad: sin los ocupantes y a la siesta. “Nos están estudiando continuamente”, dijo el presidente del centro vecinal. Escapan por las fincas de limones” (9/6/18). “Desvalijaron una casa en El Corte: “no hay policías ni para tomar una denuncia”. Los vecinos de esa zona de Yerba Buena harán una protesta mañana frente a la comisaría (24/2/17).
“No estamos reforestando. No estamos trabajando con responsabilidad sobre el entorno. Y como siempre, terminamos siendo nosotros, los vecinos, los que salimos a reclamar protección”, sostenía un poblador de la zona hace unos meses.
Sería interesante si la comunidad de El Corte gozara de mayor atención por parte de sus representantes yerbabuenenses, tanto en la preservación del ambiente, como en materia de infraestructura. La falta o escasez de provisión de agua potable o la incomunicación telefónica suelen ser inconvenientes recurrentes. De suma importancia es evitar la depredación del piedemonte, permitiendo emprendimientos urbanos que transgredan la normativa, cuyas consecuencias futuras pueden ser muy peligrosas.