Poner algo o a alguien dentro de una cosa o de un conjunto, o dentro de sus límites; contener una cosa a otra o llevarla implícita. Incluir es una de las acciones fundamentales de una la agrupación natural o pactada de personas, organizada para cooperar en la consecución de determinados fines, es decir la sociedad. A menudo se habla de la inclusión social, es decir de sumar aquellos sectores que se hallan marginados de la comunidad, generalmente porque esta no los incorpora o, en el peor de los casos, los rechaza. A pesar de las leyes que los protegen, las personas con discapacidad tienen dificultades para insertarse, especialmente en el ámbito laboral.
En nuestra edición de ayer, dedicamos un espacio a dos bares que tienen como mozos a discapacitados. Hace dos años, un hombre invitó a trabajar con él a un joven con síndrome de Down, de 29 años. Antes habló con la madre del muchacho y con docentes del Instituto de Educación Especial e Integración Escolar, donde este estudia y recibe formación laboral. “Es muy capaz, educado y atento. Siempre está con una sonrisa. Brilla. Tiene algo especial ese muchacho”, comentó.
El viernes pasado, abrió las puertas otro local, que tiene un 50% de empleados con alguna discapacidad o con dificultad para conseguir empleo. Uno de los mozos, de 35 años, presenta un retraso madurativo; su deseo es trabajar allí “para siempre”, pero sabe que “la gente tiene que venir a tomar un café para que no cierre y nos siga dando trabajo”. Desde hace tiempo, en barrio Sur, un bar de las inmediaciones del Rectorado de la UNT incluye en su plantel de mozos a una joven con discapacidad, que se caracteriza por su eficiencia y simpatía.
El año pasado, informamos acerca de una empresa privada que daba empleo a cuatro personas con discapacidades, una adulta y tres jóvenes. “Esta es una experiencia maravillosa desde todo punto de vista; claro que esto no sería posible sin el apoyo de todos los empleados; son ellos los que están en el día a día y es una experiencia que la recomiendo a las empresas. Me gustaría generar un efecto contagio, porque nosotros vivimos el día a día con mucha alegría”, dijo en esa ocasión el administrador de esa firma.
Varias leyes se ocupan de la protección de los discapacitados en Tucumán, pero algunas se cumplen a medias o no se cumplen. Por ejemplo, hay establecimientos educativos que se resisten a aceptar los chicos Down, argumentando que carecen de docentes especiales. A menudo los padres deben apelar a la Justicia por este asunto o para que las obras sociales o el Estado provincial les brinden la cobertura que les corresponde por ley. La N° 6.380, reglamentada en 1997, referida a la incorporación de personas con discapacidad en el mercado laboral en la administración pública, establece que se debe asignar un cupo del 4%.
Sería importante que estas acciones se ampliaran en el ámbito privado y también que el Gobierno provincial siguiera el ejemplo de estas iniciativas en los bares y supermercados, y aplicara la ley en las reparticiones de su dependencia; daría así un paso significativo en materia de inclusión de las personas con discapacidad. No se trata de hacerles un favor sino que es obligación del Estado hacer cumplir las leyes vigentes. “Solo porque un hombre carezca del uso de sus ojos, no significa que carezca de visión”, afirma el cantante Stevie Wonder. Otro decía: “Usa las habilidades que tienes, no te centres en las que no tienes”.