> ENTREVISTA A JORDI PUNTI

Por Alejandro Duchini

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

Jordi Puntí habla con LA GACETA, en un hotel de Buenos Aires. Fanático del Barcelona y del argentino, visitó la ciudad para presentar su Todo Messi - Ejercicios de Estilo (Anagrama), un libro recomendado no sólo para futboleros sino para aquellos que quieran saber cómo un deportista puede influir en la vida de una persona. Leer a Puntí es un placer: otra muestra son sus geniales relatos de Esto no es América, título publicado por la misma editorial. Charlar con él también es placentero: con su sencillez contribuye a que la charla asemeje un encuentro de café.

- ¿Por qué un libro sobre lo que te genera Messi?

- Quería escribir algo como consuelo para cuando ya no juegue. Casi como un analgésico. Claro que estarán sus videos para ver sus goles, que serán muchos más. A veces me pregunto cómo será la vida sin Messi. Por eso mi intención no era hacer una biografía. Me interesaba la mirada del fan, de alguien que quiere entender cómo un jugador puede afectar tanto mi vida desde un punto de vista irracional. Escribo mucho, pero siempre me las ingenio para tener mis dos horas para ver un partido de Messi. Eso no me sucede con nada más. Es que me da una felicidad. Soy de una generación de hinchas que creció viendo que su equipo no ganaba nunca. Podía estar puntero, pero al final el Barcelona no ganaba. Es muy duro resignarse en diciembre sabiendo que el campeonato termina en mayo y en consecuencia espera un duro invierno. Eso lo cambió Johan Cruyff (jugador holandés que marcó una era en Barcelona), pero Messi dio un plus. Con Messi no tenemos ningún miedo. Sabemos que en algún momento solucionará el problema.

- ¿Qué paralelismos encontrás entre el fútbol y la vida en general?

- Cuando pasamos del fútbol a la vida nos damos cuenta de que el fútbol no tiene sentido. Ambos no pueden tener los mismos valores.

Hoy el fútbol está atacado por los macronegocios y entonces los valores no pueden ser los mismos. Si uno piensa fríamente en el dinero que mueve el fútbol y cómo se lo utiliza entenderá que es algo claramente repudiable. Puedes coger valores como la solidaridad, la generosidad y traspolarlos al fútbol. Pero no al revés. Es verdad, sí, que podemos ir hacia una idea como la de Cruyff en la filosofía del Barcelona: que es mejor jugar bien que ganar como sea. Eso me vale también para la vida en general: si juegas bien, algún día ganarás. Es mejor ser que tener. En cambio, la sociedad actual nos impone que lo mejor es tener. Tener un buen coche, un buen piso… Y ser pasa a un segundo plano.

- ¿Cómo te afectaría en cuanto hincha de Barcelona si Cataluña se independizara?

- No sé qué pasaría con el Barsa. Cuando se hizo el referéndum se hablaba mucho del tema. Sobre todo la derecha, que lo utilizaba para meter miedo en la gente y en los hinchas. Incluso, si el Barcelona debería jugar en una liga propia algunos dirían que no a la independencia para evitar eso. Al mismo tiempo se proponían alternativas. Una de ellas, que no estaría mal, era crear una liga ibérica con equipos de Portugal, España y Cataluña. Estoy a favor de la independencia. Y si la liga debe ser más pequeña, pues seremos como Holanda, que tiene menos habitantes y sin embargo llegó a finales.

- ¿A qué le atribuís el crecimiento de la derecha en España?

- En España no ha desaparecido el franquismo. No se trata de una derecha nazi pero sí tiene ciertos valores del franquismo: los más jóvenes no lo vivieron pero lo mamaron en sus casas: hay toda una estructura que se sigue prolongando. El conservadurismo es el mismo. Estoy contento de que no haya ganado la derecha.

- ¿Cómo está la situación?

- Es una locura que haya, a más de un año del plebiscito, todavía gente que sigue en la cárcel. Volviendo a las comparaciones del fútbol y la vida en general, hubo en la sociedad un mensaje futbolizado. Es eso de la gente cantando “a por ellos oé, a por ellos oé” con que despedían a la policía que iba hacia Cataluña.

- Además de Todo Messi, leí tu libro de cuentos Esto no es América. Percibo cierta influencia de Raymond Carver. ¿Coincidís?

-Carver es uno de mis referentes, al igual que.Salinger. También Paul Auster, de quien incluso he traducido algún libro. Me gustó mucho en otra época. Pero después creo que se fue repitiendo, algo inevitable cuando se produce tan seguido como hace él. Auster parece europeo. Me gusta cómo describe la soledad. El palacio de la luna y Leviatán son sus dos grandes novelas. Y.Diario de invierno, más personal, también es muy buena.

- ¿Qué modo tenés de leer?

- Soy muy caótico para la lectura, muy desordenado. Para venir a Buenos Aires leí mucho de Martín Kohan, por ejemplo. Además me compré otros dos libros suyos al llegar. Anteriormente estaba releyendo La información, de Martin Amis. Lo dejé en Barcelona a medio camino. Habla de ese momento de la vida, alrededor de los 40 años, sobre todo en los hombres, en que descubres que eres mortal. Todo empieza a tener sentido porque entiendes que todo se va a terminar. Lo leí de joven, pero ahora que me siento así pienso en cosas que antes no pensaba.

- ¿Algún nuevo libro tuyo?

- Estoy escribiendo una novela basada en la vida del músico catalán Xavier Cugat (Francisco de Asís Javier Cugat Mingall). Es una historia real para hacerla ficción. Nació en 1900 y a sus 5 años se fue a Cuba con la familia. Luego a los Estados Unidos. Desarrolló una gran carrera en Nueva York, desde donde introdujo la rumba y el mambo hacia todo el país. Tuvo una vida muy literaria. Se casó cinco veces y no tuvo hijos. La última vez que se casó fue a los 65 años, con una chica de 18. Siempre se casaba con chicas muy jóvenes. Volvió a Barcelona a sus 75 años para morirse. Su carrera ya había decaído. En realidad, se había terminado en Las Vegas. Cuando murió Franco se volvió a España creyendo que ahí todavía podía ser famoso. Lo único que se trajo de Estados Unidos era su Rolls Royce, que dejaba aparcado frente al Hotel Ritz de Barcelona para que la gente sepa que estaba ahí. Una decadencia total.

© LA GACETA

Rapidez *
Por Jordi Puntí


En manos de Italo Calvino, la rapidez es sobre todo “la relación entre la velocidad física y la velocidad mental”. La velocidad, sin embargo, también pide el arte de la pausa, saber detenerse de vez en cuando para resaltar la rapidez eficiente, y, citando un cuento de Boccaccio en el Decamerón, remarcar que “en la propiedad estilística se trata de rapidez de adaptación, agilidad de la expresión y del pensamiento”. A veces la rapidez de Messi es solo un espejismo. No es el jugador más veloz, ni el que corre más durante el partido, pero sí que es de los mejores a la hora de ajustar la agilidad entre lo que quiere hacer y lo que consigue hacer. Además, sí que es de los más rápidos con el balón en los pies, también a la hora de quitárselo de encima, de no sortearlo, de darle recorrido en el espacio. La cabeza piensa tan rápido que a menudo parece un acto reflejo, una acción instintiva e inevitable, por eso hace tan pocas excursiones a la frivolidad. A la hora de regatear, por ejemplo, si le basta con una bicicleta no va a hacer dos (guiño crítico a los ataques de barroquismo de Cristiano Ronaldo).
Ejemplos de esta rapidez aplicada al juego hay muchos, pero me quedo con el gol que nos legó el 30 de mayo de 2015, en la final de la Copa del Rey contra el Athletic, y que es uno de los mejores de su carrera. El carácter depredador cuando huele la posibilidad de marcar, el juego de piernas para dejar atrás a tres rivales en un segundo, las pausas para elegir el camino hacia la portería y la velocidad con que chuta cuando ve el agujero: todo se confabula para conseguir un gol prodigioso.
Por la trascendencia y la belleza, es un gol que muchos aficionados conservan en el ranking de los diez mejores. El diario Sport hizo un análisis científico de toda la jugada y detalló que dura 11,4 segundos y Messi recorre 55 metros. A la hora de patear la pelota lo hace con una precisión extrema y pasa por el único lugar posible: si la hubiera enviado 1,5 milímetros más a la derecha o la izquierda, la habría parado el portero o habría ido al palo.
* Fragmento de Todo Messi (Anagrama).

PERFIL

Jordi Punti nació en Manlleu, en 1967. Estudió Filología Románica en la Universidad de Barcelona, trabajó para editoriales y codirigió la colección de lírica medieval La flor inversa. Entre sus libros se destacan los volúmenes de cuentos Piel de armadillo (Premio de la Critica Serra d’Or) y Animales tristes. Con su novela Maletas perdidas ganó el Premio Llibreter, el Premio de la Critica, el Lletra drOr y el Joaquim Amat-Piniella. Ha traducido a autores como Daniel Pennac, Amelie Nothomb y Paul Auster.