“Eran los ahorros de toda la vida de mi hija y las joyas de mi madre”, expresó entre lágrimas María Argentina Pérez de Saade, quien es más conocida en el barrio como “Titina”. “Todo fue en cuestión de segundos”, dijo. Dos desconocidos ingresaron el domingo al mediodía en su domicilio de Pasaje Dorrego al 1.100 y robaron $ 20.000, U$S 10.000, joyas, ropa, calzados y dos teléfonos celulares.
José Saade, uno de los hijos de la propietaria de la casa atacada, vendedor de medicamentos, visitó a su madre minutos antes del asalto. En la entrevista con LA GACETA remarcó que la zona es segura y que es la primera vez que son víctimas de un “escruche”.
“Justo había venido a buscar unas cosas y compartí con mi madre y hermana que estaban almorzando. Estuve un rato y me fui a votar, después salieron ellas en el auto. Ahí quedó sola la casa”, dijo angustiado. “Sospecho que unos chicos que estaban a metros de la casa y que me habían visto cuando llegué podrían estar involucrados en el robo. No sé quiénes pueden haber sido, pero se está investigando”, añadió.
Todo revuelto
La mujer relató cómo encontró la casa cuando volvió de votar de un instituto ubicado en General Paz al 900. “Antes me tocaba acá al frente de la plaza, pero ahora nos fuimos a una escuela dentro de todo cerca. Quisimos ir en auto. Cuando salimos a la vereda vi a un hombre vestido de negro que me resultó sospechoso y que estaba sentado en un banco de la plaza; y estaba un chico cuidacoches”, contó “Titina”.
La mujer agregó: “Fuimos a votar y nos habremos demorado como máximo 20 minutos. Volví sola porque me sentía medio mal. Cuando llegué a la puerta ya me di cuenta que habían forzado la puerta y el portón. Y eso que es de hierro duro”, continuó.
La mujer dijo además que tuvo miedo de que los ladrones estuviesen todavía en el interior de su casa y prefirió no entrar. En ese momento había una camioneta estacionada en la puerta y un hombre le dijo que había visto a dos chicos salir de la vivienda minutos antes de que ella llegara. “Me dijo que eran jóvenes. Entré a la casa y vi todo revuelto. Desde la cocina hasta las habitaciones. ¡Era un desastre!”, indicó.
La señora dijo que los cajones de los roperos estaban tirados y el dinero que tenían guardado, ya no estaba. “Se ve que agarraron un bolso y metieron todo ahí. Tenía dinero y mi hija sus ahorros de toda la vida, era en total cerca de U$S 11.000. Esa es la pérdida que más lamento. Mis cosas eran más que nada sentimentales y esa plata que bueno… Como jubilada intento ahorrar para que mis hijos no tengan que mantenerme. Ellos tienen su vida”, destacó.
De acuerdo a su relato, los ladrones eran menores de edad y tendría relación con un hombre que podría cuidar los autos que estacionan en la zona. “Sospecho de unas personas que se dedican a realizar esa actividad. Lamentablemente ellos conocen los movimientos de todo el barrio. A veces uno no se da cuenta, pero habla y todos te escuchan. La vorágine hace que no te des cuenta”, dijo el hijo de la víctima del robo.
La mujer contó que después de ver su casa revuelta, llamó a una prima que vive a unos metros y luego a la Policía. “A la tarde detuvieron a un hombre que suele cuidar la zona porque se sospecha de él y de sus hijos. Después lo soltaron. Necesitamos que se investigue y se sepa quiénes son los responsables”, agregó el comerciante.
“Se llevaron hasta los celulares que habíamos dejado cargando en una mesada de la cocina. No sé cómo hicieron para lograr en tan poco tiempo hacer esto”, remarcó “Titina”.
El domingo fue un día atípico ya que todos los ciudadanos por unos minutos dejaron sus obligaciones y actividades para poder emitir su voto y elegir a su candidato. Tanto José y su madre como el resto de los vecinos del barrio, dejaron vacíos sus hogares para cumplir con el deber cívico, como comentó Saade.
“La mayoría de los vecinos no estaba por eso creo que estas personas estuvieron organizando todo y esperaron que mi madre saliera para poder entrar y robar. ¡Esto se tiene que acabar! Justo encima eligiendo nuestros nuevos representantes y todo sigue igual. Pura inseguridad”, concluyó. (Por Luciana Nadales)