Las asignaturas pendientes han encontrado una tierra fértil en Tucumán, desde hace muchos años. Obras que quedaron en una idea o un proyecto conforman un largo listado, pese a que no solo son necesarias, sino que el hecho de no concretarlas también implica un riesgo para la población. Una de ellas es el Canal Sur.
Hay tramos de ese acueducto que se hallan en un penoso estado, como el sector del final de la avenida Jujuy y la autopista de Circunvalación, en el que hay una vegetación permanente (islotes de considerables proporciones) y escombros que arrojan desaprensivamente los vecinos. En los últimos tiempos, al caudal histórico del cauce se le sumó el que llega del piedemonte de San Javier y el que proviene desde San José y Villa Carmela. En épocas de lluvias, cuando desborda en algún lugar, la Dirección Provincial del Agua (DPA) y las municipalidades de San Miguel de Tucumán y Yerba Buena entran en conflicto e intercambian acusaciones, como sucedió en marzo pasado cuando el cauce colapsó.
El director municipal de Higiene Urbana de la capital dijo que la Provincia no se hace cargo del mantenimiento de los canales y que su repartición saca alrededor de 85.000 kilos de basura en el tramo comprendido entre las avenidas Alem y Colón. El responsable de Defensa Civil del municipio afirmó que los canales que más problemas tienen le corresponden a la Provincia. “Nosotros les insistimos para que acondicionen los canales pero, por lo general, ellos hacen una limpieza que no es la adecuada o no los terminan de arreglar”, señaló.
Un funcionario de la DPA manifestó que hay una obra que se realizará en el tramo de la Jujuy y la avenida de Circunvalación, que ya ha sido licitada y adjudicada; se hará con fondos provinciales y solo resta la firma del contrato con la empresa.
Concluido en 1976, el Canal Sur se construyó para contener el agua que proviene del norte y el oeste (Tafí Viejo y Yerba Buena). También recibe el agua de los canales Caínzo-Las Piedras y el de Yerba Buena. Estos funcionan como colectores del agua que baja de las sierras y la derivan al río Salí. El acueducto también recibe agua de los canales San José, Parque Guillermina, Bernabé Aráoz, de la Termoeléctrica y de los colectores Adolfo de la Vega y Kirchner-Rougés, entre otros.
El 7 de marzo de 2015, una copiosa tormenta arrastró una buena parte de los paredones de hormigón, llevándose las barandas de hierro e inundando las viviendas de los alrededores. Como era de esperar, tras el percance, hubo promesas de que sería reparado para prevenir futuros desbordes y tragedias. En julio de ese año, la Provincia anunció que invertiría $200 millones en la reparación de los canales, pero a las palabras se las llevaron las aguas del canal.
Se desconoce cuánto tiempo puede demorar la firma del contrato para encarar esta obra que es muy necesaria para evitar desastres. Lo que sí se sabe es que a fines de noviembre suele comenzar el período de lluvias en Tucumán y se extiende a lo largo del verano, llegando incluso a comienzos del otoño. Han transcurrido cuatro años desde aquel siniestro, y prácticamente la única acción de las autoridades que hubo hasta ahora, fue verbal. Sería importante que los trabajos no sufrieran más dilaciones y concluyeran en tiempo y forma, antes de que se produzcan nuevos siniestros.