Con mucha frecuencia, especialmente cuando se avecinan elecciones o cuando estas concluyen, se habla de la necesidad de renovar la dirigencia política. El electorado suele quejarse de que las caras de los candidatos son casi siempre las mismas desde hace años; se van reciclando de diversas maneras o hacen enroques con sus cónyuges para seguir atornillados al poder. Pese a ser considerados históricamente como el futuro de una nación, los jóvenes tienen un escaso espacio de participación en la política, dominada generalmente por los hombres, y sus opiniones pocas veces son tenidas en cuenta.

En un programa de LA GACETA TV, la titular de la Unión de Estudiantes Secundarios de Tucumán se refirió a la importancia de que haya centros de estudiantes en los colegios privados y públicos, para hablar sobre temas tabúes o los que generan silencios peligrosos. También habló de la necesidad de tener dirigentes actualizados, que se abran los espacios a los jóvenes. “Tenemos referentes ocupando espacios y eso puede provocar muchos cambios. Porque ellos van a tener otra mirada sobre lo que vivimos nosotros. Necesitamos eso: la empatía, y bajarse de lo más alto para comenzar a vivir las cosas que pasan y poder modificar la organización del país”, dijo.

La desinformación o la falta de interés reflejan de algún modo la intención de los chicos de participar. En agosto de 2017, un sondeo de nuestro diario en el microcentro con jóvenes que estaban en condiciones de votar por primera vez en las PASO, reveló que no conocían a las principales figuras políticas locales y nacionales. Se les mostró la foto de funcionarios locales y nacionales a menores de 16 y 17 años, y solo dos de los 16 consultados lograron reconocer, por ejemplo, al jefe de Gabinete de la Nación; confundieron al precandidato a diputado del Frente Justicialista, Osvaldo Jaldo, con su rival, el precandidato a diputado nacional de Cambiemos, José Cano. Lo mismo sucedió con el ex titular del Plan Belgrano y el gobernador de la provincia, Juan Manzur, a quien también confundieron con el precandidato a diputado nacional, Daniel Scioli.

Una iniciativa interesante tuvo el Poder Ejecutivo provincial cuando creó la Escuela de Gobierno, cuyo objetivo es capacitar a dirigentes y funcionarios. Esta fue lanzada oficialmente en junio de 2017, ocasión en que se anunció que el cursado sería gratuito y habría una oferta para los distintos niveles educativos. “El alcance es una particularidad respecto a otras escuelas porque es para todos los ciudadanos, no solo los miembros de la administración pública”, dijo la flamante secretaria académica.

¿De qué depende que los jóvenes se interesen por la política? ¿Aprenden en el colegio acerca de la importancia de la Constitución, cómo funciona nuestro sistema republicano, las instituciones barriales, las organizaciones no gubernamentales? ¿Asisten con sus profesores a sesiones legislativas o del concejo o recorren las villas miseria, los hospitales? El hecho de conocer otras realidades les permitiría salir de ámbito en el que viven habitualmente e informarse sobre cómo se desenvuelven otros sectores de la sociedad.

Tal vez ese conocimiento les despierte el deseo de trabajar luego en mejorar la vida de la comunidad, sea a través de la política o de organizaciones sociales. Es posible que les nazca esa vocación de servicio que es la base de la política.