Como afortunadamente ocurre hace 36 años, cuando se produjo el retorno de la democracia, tras una etapa oscura de la última dictadura militar, hoy es uno de los días más trascendentales en la Argentina porque el pueblo tiene la oportunidad de renovar a sus gobernantes en forma libre. En estas elecciones, se elegirán presidente y vicepresidente de la Nación, 24 senadores, 130 diputados, así como gobernadores en algunas provincias. Los tucumanos elegirán los postulantes a cinco de las nueve bancas nacionales que se renuevan en la Cámara de Diputados; actualmente, tres responden al peronismo y dos al espacio de Cambiemos.
El escenario en el país no es precisamente el mejor. Como en varios momentos de su historia, el país está padeciendo numerosas dificultades, como consecuencia del ahogo financiero, de la inflación, de los altos índices de desempleo y pobreza, de la recesión económica; un país jaqueado por el cierra de fábricas y negocios.
El gobierno de Mauricio Macri que apuesta a su reelección les ha pedido a sus connacionales un nuevo voto de confianza con la promesa de que en su segundo mandato logrará concretar finalmente sus propuestas. Su principal contendiente, Alberto Fernández, que encabeza la fórmula del Frente de Todos con la dos veces ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, propone sacar el país adelante. En las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto pasado, Fernández obtuvo 47,78 de los votos, mientras que Macri fue votado por el 31,79%; el tercer candidato más votado fue Roberto Lavagna (Consenso Federal), con un 8,22 %, consolidándose como la tercera fuerza en el orden nacional.
Algunos analistas políticos consideran que difícilmente Macri pueda revertir la diferencia de 16 puntos, mientras otros creen que el milagro es posible -por lo menos, acortar la brecha-, dada la sostenida campaña en las últimas semanas en varios puntos del territorio nacional lo cual le permitiría pasar a la última instancia que es el balotaje, donde solo participarán los dos espacios más votados.
La democracia es un ideal universalmente reconocido y un objetivo basado en valores comunes compartidos por los pueblos que componen la comunidad mundial, cualesquiera sean sus diferencias culturales, políticas, sociales y económicas. Es un derecho fundamental del ciudadano, que debe ejercer en condiciones de libertad, igualdad, transparencia y responsabilidad. Se suele decir que el voto es el acto fundamental de la democracia porque es la forma en que el ciudadano puede seleccionar a quienes lo van a representar en el próximo período de gobierno.
El mejor voto es el que se efectúa por convicción, no en contra de uno para que no gane el otro. Si las propuestas de las agrupaciones hegemónicas no convencen, siempre se puede apelar a otras fuerzas que aspiran tener la posibilidad de entrar en juego. Al elegir Presidente, se debe que pensar en cuál es la Argentina que queremos para los próximos cuatro años y el mejor modo de hacerlo es sufragando a conciencia.
Pero más allá de quien gane hoy, independientemente de que se llegue al balotaje, no habrá demasiado espacio para el triunfalismo, porque el país se halla en una frágil situación económica y social, que necesitará del esfuerzo de vencedores y derrotados para salir adelante de este atolladero. La realidad exige que se concrete finalmente ese pacto tan declamado entre todos los sectores de la sociedad en pos del bien común. Para que eso ocurra es necesario un gran gesto de sinceramiento y generosidad de la dirigencia política y económica. Está visto y comprobado que ningún sector posee la fórmula mágica para construir finalmente una Argentina digna, estable, con una equitativa distribución de sus riquezas, con esperanza para las futuras generaciones, que valga la pena vivir y que es la que deseamos todos los argentinos.