Tanto confía el presidente de la Unión Industrial de Tucumán, Jorge Rocchia Ferro, en el futuro de corto a mediano plazo que prácticamente soslayó el balance de la actual zafra y, por el contrario, puso el acento en las perspectivas.

El optimismo del industrial estriba, fundamentalmente, en el cambio de Gobierno. “En 2020 encontraremos tonificado el precio del azúcar; y el del etanol se debe tonificar. Y en cuanto a lo macroeconómico, debemos esperar las definiciones del nuevo presidente, de la nueva cúpula económica. Estamos muy esperanzados en Alberto Fernández y en Juan Manzur, porque tomaron como propio el tema de la caña de azúcar del NOA”, afirmó el titular de Los Balcanes.

Precisó que el sector debe mirar más allá de los precios del azúcar y del etanol. “Mi esperanza es global: que nos den créditos a tasas racionales, que nos den facilidades de pago en nuestras deudas. No podemos hablar sólo del precio de alcohol o de azúcar, sino de un combo. ¿Qué ganamos con un buen precio si sigue la tasa irracional que tenemos desde hace casi dos años? La tasa y la presión tributaria son determinantes”, dijo.

En cuanto al precio del dólar, el empresario considera que se dará un reacomodamiento. Y estimó que podría alivianarse con otras medidas. “Hoy estamos sobre un iceberg, cuyo ancho y profundidad desconocemos. El dólar nos afecta, porque todos los insumos se pagan en dólar; pero debemos ir viendo, porque si se estabiliza nuestra moneda, si tenemos tasas de interés racional, las condiciones serán distintas”, consideró.

Pero Rocchia Ferro no dejó toda la responsabilidad en el próximo Gobierno. “La industria azucarera se debe abroquelar; dejar las diferencias y, con todos los problemas, mirar hacia adelante. Debemos refundarla, con la participación y generosidad de todos los sectores; y sin olvidarnos nunca la cantidad de gente que depende de nosotros. Debemos proteger a los 6.000 pequeños productores, al transportista, al obrero”, afirmó.

Indicó que en la provincia hay 15 ingenios, que pertenecen a una decena de personas. “No es posible que ese grupo no se ponga de acuerdo para sacar adelante la industria azucarera tucumana. Y debemos hacer lo mismo con Salta y Jujuy. La industria azucarera es una sola, la del NOA”, enfatizó. Finalmente, enumeró algunas metas: “que los 15 ingenios vuelvan a moler; que el corte del alcohol en nafta llegue al 15%; que el etanol tenga un precio racional, y que ampliemos nuestras fronteras agrícolas, para que haya muchas más de 270.000 ha con caña”.

Quien sí ensayó un balance de lo que dejó la zafra este año fue el ex presidente de la Sociedad Rural de Tucumán José Ignacio Lobo. Como aspecto positivo, destacó que se logró prácticamente la misma cantidad de azúcar que el año pasado. Pero detalló algunos inconvenientes. “Tuvimos muchos problemas en lo económico-financiero, porque los ingenios no eran sujetos de crédito. La gran mayoría están en serias dificultades, y esto generó que muchos dejaran de entregar azúcar, lo que complicó al sector. Esto, además de las situaciones conocidas: Minetti se presentó en concurso, ni Santa Bárbara ni San Juan molieron”, calificó Lobo.

Hizo hincapié en el precio del principal producto, en relación con los costos del sector. “La cosecha y el flete se llevaron un porcentaje de azúcar más alto en relación con el año pasado, porque el precio del azúcar se mantuvo similar a ese período”, indicó. Y se mostró escéptico respecto del reciente aumento: “está mejorando un poco, pero hay que ver si esa mejora acompaña a la suba de costos que tuvimos”. Añadió que el sector también fue golpeado por el dólar. “La mayoría de nuestra producción va al mercado interno; este año exportaremos poco más de un 17%. La devaluación no nos beneficia, sino que nos perjudica, porque muchísimos costos acompañan el aumento del dólar: combustibles, agroquímicos, fertilizantes. Entonces, nuestros costos se van, y el precio del producto no avanza a la misma velocidad”, lamentó.

Y a diferencia de Rocchia Ferro, Lobo no se mostró optimista respecto del futuro: “está difícil, por la situación de los ingenios y porque es necesario que el precio del azúcar acompañe la inflación, para que podamos estar tranquilos y tener cierta rentabilidad”.