Una mujer, madre de dos hijos, fue asesinada a golpes en Concepción ayer a la madrugada. Su cuerpo apareció abandonado en un playón que está detrás de los galpones de la ex arrocera y que se extiende por donde corría el ramal ferroviario. Nancy Lorena Zelaya (38 años) vivía en el barrio Costanera y, según se conoció de los investigadores, durante las noches ejercía la prostitución en inmediaciones del sitio en que fue hallada. Era hermana de Julio “El Gastonero” Chávez, que cumple condena en una cárcel de Chaco, por el traslado de más de 100 kilos de marihuana.

“Estaba amenazada”

Mónica, hermana de la víctima, dijo que la vio por última vez el miércoles por la noche en una calle céntrica con las ropas que vestía al momento de ser asesinada.

“Estaba amenazada por unos tipos y cuando sea necesario voy a decir quiénes son”, le dijo a LA GACETA la hermana, sin brindar más precisiones.

El cuerpo de Nancy fue descubierto por un vecino, que avisó de inmediato a la policía. La mujer se encontraba tirada boca arriba y tenía desprendido y bajado hasta las rodillas el pantalón azul. “La difunta exhibe la mayor concentración de agresividad en el rostro y el cuello”, explicó el fiscal Miguel Varela, tras mantener un diálogo con los peritos que trabajaron en el sitio del crimen. El investigador descartó que en el ataque se haya usado un arma de fuego o un elemento cortante.

Tampoco pudo confirmar que Zelaya haya sido víctima de un abuso sexual antes de ser asesinada. “Estamos recabando la mayor cantidad de elementos de prueba que nos puedan conducir al esclarecimiento de este hecho. Se trabaja con la hipótesis de que la muerte se produjo en este lugar, pero no se descartan otras posibilidades”, amplió Varela.

Agregó que la individualización de Nancy Zelaya se logró a través del testimonio de personas que la conocían y que la vieron momentos antes del crimen por inmediaciones de la calle Heredia, lugar en donde solía ofrecer su cuerpo a cambio de dinero.

Hipótesis

El crimen en principio se cometió después de las dos de la madrugada de ayer. Un vecino de la zona, dedicado al transporte y que prefirió no identificarse, dijo que él estacionó su auto en el playón alrededor de la 1.30 sin que hasta ese momento haya advertido la presencia del cuerpo ni de otras personas.

El amplio patio fue acondicionado con piso de cemento e iluminación durante la gestión del ex intendente Osvaldo Morelli.

Pero finalmente el actual jefe comunal Roberto Sánchez dispuso de un espacio más amplio en el sector que está frente a la ex estación. Ahora el playón es utilizado para el estacionamiento de autos. “Aquí también se utiliza esta zona como sitio de citas y encuentros de algunos desconocidos que vienen a drogarse”, dijo José Gómez, un vecino de las cercanías.

Varela cuenta con datos de al menos tres testigos que confía que pueden brindar pistas sobre el homicida. ¿Se está ante otro crimen vinculado con el negocio de la droga? Es uno de los interrogantes que se plantearon los investigadores y que forman parte de los posibles móviles del hecho.

El anterior crimen que fue relacionado con la incursión del narcomenudeo en la ciudad se produjo el 23 de abril pasado en el barrio Municipal. En la ocasión fue asesinado de un balazo Julio César Medina, de 37 años. Por el hecho hay tres detenidos. En lo que va del año, en el ámbito del Centro Judicial de Concepción, se registraron seis homicidios, de los cuales cuatro estuvieron vinculados a cuestiones de droga.

Incidentes

Los familiares de la víctima llegaron al lugar del hecho al poco tiempo de haberse concretado el hallazgo. Entre estas se encontraban su hija Emilse y la hermana Mónica. Mientras los peritos de la División Criminalística de la Regional Sur realizaban su tarea, el grupo de parientes pugnaba por entrar a identificar a la difunta.

“Ella salió anoche y no volvió hasta ahora. Tiene una cicatriz en la cara y cuando la vi en la calle por última vez llevaba puesto un pantalón azul, una polera celeste y una campera negra”, dijo Mónica. “Si está muerta, tengo mucho que decir a la Justicia sobre lo que pudo haber pasado. Se que estaba amenazada”, insistió.

Al pasar las horas la tensión y angustia de los parientes creció y la hija de la víctima y otros familiares intentaron sortear el cordón policial que resguardaba la zona del crimen. Hubo corridas, gritos y la intervención firme de los uniformados que, en pocos minutos, lograron controlar el incidente.