“El mundo está en suspenso... (...)... A cada quien se nos frustró algo. Los adolescentes están frustrados, pero los adultos, los mayores y los niños también. Son necesarios acuerdos y comprensiones colectivas”, dijo el psicólogo Jorge Garaventa, a propósito de los efectos negativos que ha producido en muchos adolescentes la pandemia, y las frustraciones que se generan no sólo con la brecha digital, sino con los desafíos en la nueva modalidad de enseñanza-aprendizaje que se ha instalado en la sociedad a raíz del impacto del coronavirus.
En nuestra edición de ayer se da cuenta de las dificultades que acumula específicamente el grupo de jóvenes que ha ingresado a la universidad este año y qué efecto ha tenido la práctica de enseñanza a distancia. Hay quienes creen que se ha perdido el año y otros reclaman que se daba “mucha teoría y poca explicación”. La secretaria académica de la UNT, Carolina Abdala, explicó que, aunque no hay cifras, se estima que la deserción será mayor este año. Las causas son múltiples. Una encuesta de centros de estudiantes revela que el 43% de los alumnos no cuenta con los materiales para hacer trabajos prácticos. El 17% no tiene la conectividad adecuada para el cursado virtual y el 44% conoce a algún compañero que no tiene acceso a ningún medio para tomar clases on line.
Esto se vincula, por otra parte, con las experiencias que relatan docentes de todos los niveles que debieron asumir la realidad de la enseñanza virtual en muchos casos con el método de prueba y error. Además, con la responsabilidad de ser escudo de los chicos que quedaron en el borde de un sistema tecnológico y de problemas económicos agudizados y de una ampliación sin límites de la carga horaria. A ello se les agregaron exigencias como llevar planillas de “asistencia virtual” y aportar datos para estadísticas en Excel, así como imaginarse novedosos sistemas de evaluación. La carta “El sistema me ha vencido”, de la docente Graciela Jatib, el 17 de junio, ha sido reveladora de estos problemas, que abarcan a estudiantes, maestros y personal administrativo de los distintos estamentos, sometidos a innovaciones a veces sin sentido.
El Ministerio nacional de Educación está planteando estrategias para las escuelas de la postpandemia en los lugares donde se pueda volver a clases, tal vez en agosto. Pero los equipos de Educación deberían estar debatiendo sobre todo las dificultades que está generando la pandemia, porque está el efecto no deseado de estrés, depresión y frustración, y también porque no se sabe a ciencia cierta cuánto tiempo más durará esta coyuntura.