La capital de Brasil, Brasilia, declaró el estado de calamidad pública a causa de la evolución de los casos de coronavirus, luego de haber abierto parte de la actividad económica. La decisión contrasta con la flexibilización que se da en las ciudades con mayor cantidad de fallecimientos acumulados, como San Pablo y Río de Janeiro.
Entre otro, el decreto del gobernador, el centroderechista Ibanés Rocha (Movimiento de la Democracia Brasileña), responde a razones médicas, debido al avance de los contagios de las últimas semanas.
Durante la última semana, en Brasilia -2,5 millones de habitantes, 44.905 casos de covid-19 y 501 muertes por esa enfermedad- se disparó a casi el 80% la ocupación en los hospitales privados.
El gobiernador de G0ias, el derechista Ronaldo Caiado, sugirió el bloqueo total a 14 municipios de ese Estado del centro de Brasil, vecino a Brasilia.
El Ministerio de Salud y las secretarías estaduales, enfrentadas desde el inicio de la pandemia debido a las diferencias de abordaje del presidente, Jair Bolsonaro, y los gobernadores, coinciden en que actualmente la pandemia está brotando en los interiores de los Estados y no sólo en las urbes.
El Estado de San Pablo, el principal foco de la covid-19 en Brasil, registró la semana pasada 144 muertes menos en relación a la anterior, pero mantiene bloqueadas las actividades en siete ciudades del interior.
Por el contrario, prepara el regreso a clases presenciales con apenas el 35% de ocupación de aulas para el 8 de setiembre y para el próximo lunes la reapertura de los bares y restaurantes en la ciudad, la mayor urbe de América latina.
El gobernador paulista, Joao Doria, anunció multas de U$S 100 a quien no use máscara en la vía pública y de U$S 1.000 a los establecimientos que permitan personas en su interior sin la protección.
San Pablo tiene una población similar a la de la Argentina -46 millones de habitantes- y acumula 14.338 muertes y 271.737 casos. Viene aplicando medidas restrictivas por región y actividad desde el 24 de marzo, cuando se implementó la llamada cuarentena.
Brasil superó los 57.000 fallecidos ayer. Aun así, el alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, anunció que desde el viernes 10 del mes que viene permitirá público en los estadios de fútbol, pero a un 40% de su capacidad. La medida fue calificada de "genocida" por varios dirigentes que se oponen a esta jugada del bolsonarista jefe municipal. (Télam)