La partida de Alejandro Sánchez a Central Córdoba y la renovación del contrato de Cristian Lucchetti -casi al unísono- invitan a hacer algunas reflexiones. Las que tienen que ver con el arco de Atlético y cómo quedó para la temporada 2020/21 serán hechas a su debido tiempo. Quizás más adelante, cuando se sepa si definitivamente quedará el “Laucha” a cargo y los juveniles encabezados por Franco Pizzicannella como suplentes. Las reflexiones de ahora tienen que ver con la memoria. La memoria de cuando Lucchetti y el “Oso” se combinaron para poner a Atlético en un lugar de privilegio. En un lugar que le permitiría lograr uno de los hitos de su riquísima historia: las semifinales de la Copa Argentina 2017.
Que Sánchez se haya marchado significa para él la posibilidad de ser titular en el equipo santiagueño. Para Lucchetti queda el hecho de saber que ante una lesión -al menos por ahora- no habrá alguien experimentado cuidándole las espaldas. Y para Atlético, significó el fin de una pequeña pero exitosa era de tres años.
Gran parte de ese éxito estuvo cimentada en esa noche de Copa Argentina en noviembre de 2017, ante Rosario Central. El equipo de Ricardo Zielinski llegaba luego de vencer milagrosamente a Vélez en Santa Fe. Una jugada de fantasía de Favio Álvarez permitió al “Decano” superar los cuartos de final y soñar con la definición.
Pero no sólo el título estaba en juego. Había grandes chances de que el finalista se enfrentara con River. El torneo otorgaba al campeón una plaza en la Copa Libertadores y como el “Millonario” ya estaba clasificado, el solo hecho de emparejarse con ellos en la definición significaría la clasificación a la Libertadores. Para Atlético o para Rosario Central, el rival de turno.
Lucchetti saltó al campo como titular y tuvo trabajo durante la primera etapa: un remate potente y lejano de Washington Camacho que desvió con sus manos. Una escena que se repetiría más adelante en una instancia más importante. El cero acompañó a ambos equipos al descanso.
El comienzo del segundo tiempo fue de la peor manera para Atlético: penal para el “Canalla” y Lucchetti mostraba signos de dolor. Camacho se puso al frente de la ejecución y el mendocino contuvo el disparo. Los miles de hinchas ubicados en la tribuna detrás de él se encendieron de alegría pero, en unos segundos, se apagarían por completo: el “Laucha” había sufrido la rotura del tendón del hombro izquierdo. Obviamente tuvo que ser reemplazado y le pasó la posta a Sánchez. Había dejado todo, incluso atajando un penal clave en la serie.
El segundo tiempo fue casi tan trabado como el primero y los penales, esos por los que todos apostaban ante un choque tan parejo, finalmente llegaron. Federico Carrizo marcó el primero de la serie para los rosarinos. Si los hinchas y los jugadores hubiesen sabido que ese sería el único penal anotado por Central en toda la tanda se hubiesen quedado tranquilos, pero como no tenían la bola de cristal, sufrieron horrores. David Barbona igualó con un ajustado remate que adivinó Diego Rodríguez. Marco Ruben tiró el suyo por las nubes y Francisco Grahl apenas pudo convertir el suyo (Rodríguez tocó la pelota). Allí llegaría el turno del “Oso”, atajando los penales del arquero rival y de Mauricio Martínez (en el medio, Álvarez convirtió para Atlético). Fernando Zampedri se quedó con las ganas de patear. El “Decano” estaba en la final de la Copa Argentina.
Sánchez había atajado dos. Lucchetti uno. El “Oso” lo hizo en la serie de los penales. El “Laucha” en tiempo regular. Por supuesto, las entrevistas pospartido fueron con ellos juntos y abrazados. “Gracias a que él atajó uno pudimos ir a la definición. Esto es de los dos”, empezó Sánchez. “Antes, le di toda la confianza del mundo. Lo hizo muy bien, estamos muy felices por todo el grupo. Estamos viviendo cosas increíbles, esto es algo inolvidable. Vamos a hacer lo imposible por ganar la final”, contestó el “Laucha”.
Sánchez entre lágrimas, continuó: “estoy muy feliz porque al lado mío tengo un ídolo, estoy aprendiendo mucho de él. Tomé la mejor decisión de mi vida en venir a Tucumán. Queremos ser campeones, hay que prepararse porque vamos a tener un partido durísimo”.
Un fuerte y emocional intercambio que incluso tuvo en el análisis la decisión de Sánchez de venir a Atlético, allá por mediados de 2017. Llegó desde Nueva Chicago donde también estuvo tres años. Antes había pasado por Audax Italiano de Chile donde, oh sorpresa, estuvo tres años.
Parece que definitivamente había llegado el tiempo de partir para el “Oso”. Se fue a Santiago del Estero, no muy lejos, a buscar continuidad. El recuerdo que deja es bueno en compañeros, hinchas y dirigentes. La posta la tiene ahora Lucchetti, aunque en realidad no la soltó jamás. Pero eso sí: cuando no pudo sostenerla, él y Sánchez se combinaron para llevar a Atlético a su segunda y más exitosa Copa Libertadores. Esa que los tuvo entre los ocho mejores. Esa que el club no hubiese jugado si sus arqueros no se hubiesen combinado.