No hay certezas sobre la fecha de regreso a clases. Todo lo que hoy se discute en torno a la educación no incluye un cuándo. Se habla del cómo. Y más bien se está mirando hacia 2021, todavía con más dudas que certezas. ¿Cómo se incorporarán los contenidos que se perdieron, los conocimientos que no fueron alcanzados por la virtualidad? ¿Cómo se nivelará a los estudiantes que tuvieron muy poco acceso a la educación o que prácticamente no lo tuvieron?
No están todas las respuestas escritas aún. Los manuales de nuevas prácticas escolares siguen en plena redacción. De hecho, al ser consultadas para esta nota, las autoridades del Ministerio de Educación manifestaron que no podían hacer declaraciones porque están trabajando en la elaboración de una unidad pedagógica tucumana para 2021.
Lo que sí se sabe con certeza es lo que anunció el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta: ningún estudiante repetirá el año. La decisión genera distintas opiniones. Para la mayoría de los docentes que trabajan en barrios vulnerables es una buena medida. 2020 ha sido muy particular. La educación virtual transformó la manera de enseñar y de aprender. Y también profundizó las desigualdades. Pensando en 2021 abrimos un debate del que participaron docentes, padres, gremios y alumnos.
Juan Carlos Márquez - Docente del equipo pedagógico de la Coordinación de Educación Digital del Ministerio de Educación
Para tomar decisiones respecto a 2021 lo primero que seguramente se hará es una evaluación de la situación porque cada jurisdicción tiene sus particularidades. No es lo mismo Tafí del Valle, la capital o Las Talitas. No habría que pensar en una receta general para 2021. Con los números de la cantidad de chicos que nunca se conectaron deberán adoptarse medidas de acuerdo con las realidades de los diferentes establecimientos y no desde el punto de vista habitual: nivel inicial, primaria y secundaria.
Tres cosas fundamentales serán:
- Expandir el nexo tecnológico vía Internet para que llegue a más hogares y de manera gratuita. Se están realizando gestiones al respecto con empresas de tecnología.
- Recuperar de manera semipresencial y cuidadosa -por la salud de los chicos y docentes- los conocimientos que quedaron truncos este año.
- Destacar el gran esfuerzo que hicieron docentes, padres y estudiantes, y aprender de esas experiencias que son y serán valiosísimas a la hora de armar planificaciones.
El cerebro aprende con emociones y esas emociones no se pueden expresar con facilidad a través de los medios electrónicos. Los conocimientos truncos están relacionados con subir los peldaños de la mano del docente. Hay procesos, como resolver una ecuación de 2 grado, que requieren de una concentración y una fineza en el cálculo que no es fácil transmitir, sino subdividiendo en pequeños pasos la explicación. Cada docente tuvo que readaptar la enseñanza y eso conlleva un retraso de tiempo que conspira contra el caudal de conocimientos que uno puede transmitir. Tanto estudiantes como docentes y padres tuvimos que aprender de manera continua y extendida.
Estoy de acuerdo con que ningún chico repita el año. Yo haría una síntesis universal para tucumanos y les daría clases de apoyo durante el verano, además de entregarles un chip con contenidos para que en marzo puedan ser evaluados, especialmente quienes egresan de la primaria y de la secundaria. Tenemos que concentrarnos en los egresados, porque los demás seguirán dentro del primario o secundario, y estos estudiantes que se quedan adentro del sistema podrán recuperar en 2021 los contenidos que quedaron truncos.
Adrián Barón- Director de la Escuela Solidaridad y Paz, del barrio Juan XXIII.
A la hora de pensar en cómo actualizar los conocimientos o materias que se vieron afectadas por la virtualidad, el punto de partida debería ser analizar la realidad estructural de la provincia y de cada escuela especialmente. Las desigualdades sociales se traducen en desigualdades educativas y lo que hizo la pandemia fue potenciar esas desigualdades. Para muchas escuelas fue difícil producir procesos de escolaridad en condiciones adversas. En el caso de la nuestra, por ejemplo, la mayoría de los alumnos no tiene computadoras y, si tienen celular en la casa, no siempre cuentan con datos. Son situaciones que debemos atender. Un caso claro: tenemos un alumno que el año pasado fue el mejor promedio y este año no entregó tareas. Cuando lo buscamos, vimos que era porque no tenía los medios. Sin esta perspectiva, podríamos evaluar y con ello fabricar una situación artificial de fracaso escolar masivo. Pero la realidad es que no todos los que no pudieron acomodarse fue por desinterés, sino por una serie de variables más complejas, entre ellas la disponibilidad de recursos que posibilitan la participación e interacción con el trabajo en línea.
Pensando en 2021, para mí tres cosas fundamentales son:
Volver a la presencialidad para poder equiparar a los estudiantes.
Retomar el trabajo educativo desde las condiciones reales de cada alumno y no de las situaciones ideales o de lo que debería ser, sino de lo que es, y desde ahí pensar diferentes formar de producir experiencias educativas.
Mejorar las condiciones en muchas escuelas, algunas con problemas de suministro de agua, por ejemplo.
Marcela Abregú. docente en la Escuela Paul Groussac. Referente en Tucumán decla Fundación de Educación Emocional.
La escuela por todos los medios tiene como propósito brindar igualdad de oportunidades. A raíz de este hecho inédito a nivel mundial, en este tiempo de pandemia esas oportunidades se vieron vulneradas por las limitaciones de la conectividad, no sólo de los alumnos sino también de los docentes. Todos tuvimos que adaptarnos a las exigencias del momento. Cambió la forma de enseñar, de aprender y de relacionarnos.
Todos los aprendizajes se vieron afectados por la virtualidad. La mayoría está más preocupado por el “contenido pedagógico”; es decir ¿cómo haremos para nivelar y enseñar lo que este año no aprendieron los chicos? Pues el año próximo habrá que hacer una selección de contenidos prooritarios 2020-2021 y centrarnos específicamente no en el qué enseñar, sino en el cómo hacerlo. Es decir, buscar estrategias para abordar los contenidos en forma interdisciplinaria, trabajar con proyectos entre áreas. Todos estos aspectos los docentes los conocemos muy bien.
Creo que lo que nos tendría que preocupar es la “afectividad”, cómo contener a nuestros alumnos Ese canal de contención se interrumpió, actualmente están apareciendo síntomas en niños, adolescentes y adultos (estrés, miedos, fobias, desánimo, apatía); con todo esto considero que debemos prepararnos para contener y abordar estos síntomas y es a través de la educación emocional. Ese será el gran desafío. El docente es imprescindible, el docente motiva y genera en el alumno el deseo de aprender. Cuando uno está bien, está tranquilo, contenido emocionalmente, APRENDE.
Carolina Rosenberg - Directora de la escuela N 49 Juan Bautista Alberdi.
Lo más importante ahora es contextualizar. Las diferentes situaciones (principalmente las escuelas de contexto vulnerables) llevaron a que los docentes se ingeniaran para llegar a todos. Se tuvieron que reinventar, pero pese al gran esfuerzo que vienen realizando se continuaron acentuando las diferencias. Por eso considero que los contenidos para 2021 ahora se deben actualizar en función del contexto, para así visualizar un futuro más igualitario para nuestros niños, que les permita aspirar a una mejor calidad de vida. 2021 no debería tener un programa estandarizado de educación. En esta situación nada puede ser generalizado. Para cada niño de la escuela debe ser analizado un programa especial.
Patricia Guerra- Directora de la escuela Barrio Sutiaga
Que ningún alumno repita pienso que es una decisión acertada del Consejo Federal de Educación, que está integrado por los ministros de las 24 jurisdicciones educativas del país.
Esta educación es en el hogar, apoyada por la escuela, porque no es virtual. No podemos dar por sentado que los chicos aprendieron todo y tampoco podemos decir que no aprendieron nada.
El año que viene, cada institución está viendo de qué manera elaborar un material didáctico, práctico, con contenidos mínimos indispensables adaptados al Núcleo de Aprendizaje Primario (NAP) con lo cual el año que viene los chicos van a empezar con eso, reforzando los contenidos que hayan adquirido este año.
Tiempo y presencia son las dos cosas necesarias para actualizar los conocimientos que se vieron afectados este año. Presencia de docentes que son especialistas, no sólo en los contenidos conceptuales, es decir en la parte técnica de la materia, sino que además son especialistas en enseñanza. No es fácil enseñar, y no es fácil que los chicos aprendan. La presencia del docente en frente de los alumnos es fundamental para alcanzar los conocimientos. El tiempo también es imprescindible, volver a recuperar y restablecer un tiempo esperable en un proceso educativo va a tardar entre 3 y 4 años para arrancar como venía.
La escuela, aunque termine la pandemia, va a tener que reformularse y se va a tener que habilitar un piso tecnológico que sea asequible a todos los estudiantes y también a sus educadores. Que los chicos no tengan acceso a computadoras e internet sería el equivalente de que años atrás no hubieran tenido acceso a los libros, útiles, etcétera. Lo que se va a hacer, y debería ser una política de Estado, es proveer ese piso tecnológico, es decir que son decisiones políticas.