“Yo reaccioné, a lo mejor no era lo más sabio pero es a lo que atiné a hacer cuando vi que le pegaron a mi señora con la culata de un arma. Mi hijo se sumó y les peleamos, pero tuvimos suerte, estaban armados y al parecer se asustaron en el momento también”, explicó Raúl García, de 63 años, quien apoyado por su hijo Pablo logró repeler el ataque de tres delincuentes que ingresaron el lunes a la siesta en su casa, pateando la puerta y golpeando a las mujeres que estaban en la sala. “‘¡Dame la plata! ¿Dónde está la plata?’, le gritaban a mi mujer mientras le pegaban en el piso; nunca en mi vida vi tal violencia en un asalto; vinieron a lastimar y a pegar nada más; ni en las películas vi algo así”, agregó el dueño de casa. El ataque sucedió en el corazón de Lomas de Tafí.

Leonor Ibarrarán mostraba el corte que le quedó en la mano y un hematoma que le quedó en la cabeza, pero aseguró que los golpes en la espalda y la pierna le dejaron dolorosos moretones. “Volvíamos a la casa, yo fui la última en entrar y dejé abierto porque justo estaba hablando por teléfono cuando se me abalanzaron encima dos tipos. Me acuerdo que gritaban que les diéramos plata pero no mucho más; quedé con la mente en blanco por el miedo. Lo poco que recuerdo después son los ladridos de la perra y que una médica del barrio se llegó a la casa para auxiliar a mi hijo que tenía un corte importante en la cabeza”, describió la mujer, todavía asustada por el momento que vivieron de imprevisto.

LESIONES. Leonor Ibarrarán exhibe algunos de los moretones que le dejaron.

“Tuvimos suerte”, reiteró García. “Eran dos ‘changos’ de veintipico de años que entraron a los golpes, yo agarré a uno y lo saqué a la calle; mi hijo se quedó luchando con el otro; en eso entraba el tercero, que era una persona más grande y quien los dirigía, lo empujé y dio contra la bisagra de la puerta, no sé qué se habrá lesionado pero quedó sin aire y ahí fue cuando ‘recalcularon’ el ataque y terminaron dando marcha atrás al asalto”, describió el empleado de consorcio, recordando otros detalles del pleito: su hija Emilse intentó defenderse tirándole un vaso a uno de los ladrones, mientras la caniche ladraba y mordía a otro. Tras ser repelidos, los delincuentes tuvieron la oportunidad de escapar; sólo se llevaron un celular, la llave del auto familiar (que ya fue reemplazada) y una billetera con documentaciones de Raúl, que se quedó atendiendo a su familia mientras los vecinos salían en persecución de los desconocidos que huían en un VW Gol Trend blanco.

Defensa

¿García habrá sabido artes marciales? La pregunta aún recorre el barrio y posiblemente también la mente de los delincuentes que salieron de capa caída. “Jamás hice ninguna actividad así; antes uno se hacía en el barrio, crecí en el pasaje Atlético y todo, o lo poco que sé defenderme es por las peleas que uno tuvo de chico, era otra época; pero ahora reaccioné porque no tenía otra, entraron con mucha violencia a pegarle a mi esposa y mi hija”, detalló el dueño de casa.

Investigación

La cuadra se llenó de policías y de patrullas 4x4, según describieron los vecinos. Las víctimas del robo contaron que los uniformados tomaron fotos del comedor, donde había sangre para recoger rastros genéticos. Fuentes policiales le confiaron a LA GACETA que se recogieron testimonios en el lugar y que se solicitaron los videos de las cámaras de seguridad de algunos vecinos. En el caso interviene la Unidad Fiscal de Robos y Hurtos junto a la Brigada Norte, la Unidad Regional Norte y la comisaría de Lomas de Tafí. Hasta el cierre de esta edición se continuaba buscando el automóvil en el cual escaparon los delincuentes.

UN LUGAR TRANQUILO. Los García creen que los agresores se equivocaron.

Se fue la paz del barrio

“La verdad este barrio es tranquilo, es un sector donde no se ven muchas cosas más que algún arrebato. Lo del otro día nos sorprendió a todos, mi señora me contaba y yo no podía creer”, dijo Marcelo Molina, un vecino de esa zona residencial. “En esta parte no hay tantos comercios; los chicos salen a jugar a la pelota y a andar en bici normalmente”, agregó Laura Ojeda, que regaba el frente de su jardín. Claro que el caso retumbó en el vecindario por lo extraordinario. “Fue peligroso, sorprende cómo se animaron a reaccionar y a correr ‘a los bifes’ a tres tipos que estaban armados, pero uno por la familia hace lo que sea. Salimos a correrlos cuando vimos lo que pasaba, les tiramos unas piedras pero no llegamos a darles. Pobres vecinos, son buena gente y no merecían pasar semejante susto; el muchacho terminó con un corte importante en la cabeza y tuvieron que coserlo en el hospital”, concluyó Augusto C. (Producción periodística: Santiago Re).