Juego al paso, casi displicente. Alguna llegada, pero nada más. Pero, a los 27 minutos, llegó esa jugada que sacudió la modorra y que por estos días obliga a acudir al VAR. Cabral se equivoca con la pelota en la salida, con el equipo a contrapierna, Godoy se la quita y se va al gol. Lucchetti, último hombre, sale a achicar, en sus pies en el suelo choca el delantero, fuera del área. ¿Falta, tiro libre y roja para el “Laucha”? Nada que ver. El árbitro Abal cobró, increíblemente, penal y le sacó amarilla al arquero. Decisión inexplicable, como otorgando un perdón sobre quién sabe qué.
Implicancias inmediatas. Domínguez Huertas se dispone a patear el penal. Saca un violento remate a media altura. Y Lucchetti asume otra vez un protagonismo determinante, al concretar un atajadón, sacando la pelota con la mano izquierda por arriba del travesaño. De locos.
En poco más de dos minutos, la inercia del partido mutó para el local en reacción. Vino al rato el gol de Melano y luego un desarrollo con claroscuros, que alcanzó prácticamente a todo el segundo tiempo, y que tuvo su punto más brillante en la fina definición de Heredia para el 2-0.
Y pensar que todo comenzó en aquella jugada polémica. Y en la posterior aparición de ese inoxidable que habita con sus 42 años en el arco de Atlético. Los genios aparecen cuando los llaman.