El extenso cerco metálico que abraza la cuadra apenas deja ver lo que pasa detrás. Cuando los obreros dejan alguno de los portones de ingreso abierto, por allí se vislumbra lo que vendrá y las miradas curiosas se hacen inevitables. La obra de la plaza Independencia, el corazón de San Miguel de Tucumán, avanza y ya cumplió un año. La novedad es que la conclusión de los trabajos ya tiene una fecha estimada. Las autoridades municipales anunciaron que en abril de 2021 los tucumanos podremos conocer la nueva cara del principal paseo público.
Si bien había sido cercada en diciembre de 2019, las tareas de jerarquización y puesta en valor integral de la plaza y del entorno comenzaron en marzo. La inversión que cambiará el emblemático sitio será de $198 millones que corresponden a fondos no reintegrables del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El Municipio detalló que las leves demoras que se dieron fueron principalmente por la pandemia, porque parte de los obreros se contagiaron de covid-19 y porque hubo materiales, como hierros y pisos, que demoraron en llegar durante el parate de los primeros tiempos del aislamiento. Por otro lado, inciden también algunas protestas, dado que cada vez que suceden los camiones y maquinarias no pueden circular. Hubo, además, un factor histórico: en plena excavación para ensanchar las veredas en la calle 24 de Septiembre al 400, frente a la Iglesia Catedral, quedaron al descubierto viejos rieles de acero y durmientes de quebracho del tranvía. Según los especialistas en patrimonio, son vestigios del medio de transporte por excelencia durante la primera mitad del siglo XX. Para preservar ese hallazgo y para que se aprecie, se modificó parte del proyecto: se harán urnas en el suelo que serán vidriadas para que los transeúntes puedan ver el recorrido y el adoquinado.
Los planes originales incluyen pisos renovados, que casi están terminados. Las baldosas son de pórfido, una piedra natural patagónica que es de alta dureza y que combinan con las del resto del Paseo de la Independencia. Habrá caminerías redefinidas, iluminación led y un moderno mobiliario urbano. Se mantendrá el verde, porque se harán tareas de parquizado y forestación. También se restaurará la estatua de Lola Mora, la fuente y las farolas de las esquinas del paseo. Se renovarán los espacios para actividades recreativas y culturales y el área cívica del mástil.
La obra en la plaza forma parte de un plan macro para completar el corredor turístico e histórico del Paseo de la Independencia. Por ello, abarca las veredas de alrededor. Ahora tienen entre tres y cuatro metros de ancho y se ampliarán tres metros más, para priorizar a los peatones y desalentar el tránsito vehicular.
Los orígenes de la plaza se remontan al nacimiento de la ciudad. En este emplazamiento se respetó el trazado urbanístico tradicional que ubicaba a la plaza de armas en el centro de la urbe, rodeada de los edificios más importantes. Se empleaba para procesiones, mercados y hasta ejecuciones. En 1857 se transformó en un paseo público. Desde entonces fue escenario de hechos políticos, sociales y culturales. Si los pronósticos se cumplen, la ciudad tendrá el próximo año el “corazón” a nuevo. La responsabilidad de los ciudadanos y de las autoridades, al igual que con el resto de los espacios públicos, es preservarla y cuidarla para que continúe teniendo el valor patrimonial con el que cuenta.