Sí, podrá decirse; “¡qué tanto entusiasmo por las disposiciones de un gobierno que recién empieza!” Lo dirían, seguramente, los republicanos, y otros opositores extramuros de Biden y que estaban maravillados con la energía y la frontalidad del multimillonario devenido presidente de los EEUU. El de los 70 millones de votos que no le alcanzaron para quedarse en la presidencia por cuatro años más. El que dejó una mancha en la blancura de la White House en la plácida ciudad de Washington cuando alentó a huestes de seguidores para irrumpir -a como sea- en un el Capitolio, situado a unos 35 minutos de marcha a pie desde su despacho oval. El de la toma de decisiones, sin embargo, “cuadradas”.
Natural fue que una primera disposición fuera echar en el cesto de desechos la determinación anunciada de Trump de abandonar la OMS (Organización Mundial de la Salud) en un torpe desafío por su natural egocentrismo tal que todo lo que él no hiciera o no imaginara estaba mal, así fuese un organismo de la ONU misma. Una de las políticas erradas y pretenciosas de Trump sobre a pandemia generó en su país indicadores de terror para la visión de una superpotencia militar, económica y política. “Somos sólo el 4 por ciento de la población mundial pero tenemos el 25 por ciento de los casos y muertes en el mundo” leído en el programa minucioso de Biden para controlar eficazmente la pandemia en su país apenas el 20 de enero asumiera el cargo presidencial. Un programa específico, amplio, de alto sentido humanitario y científico y con disposición de todos los fondos requeridos. Tan claro el panorama en comparación con Trump que bien pudiera ser posible una acusación criminal al ex presidente de algo así como “abandono de ciudadanos” a los que sometió a sus políticas que necesaria e imperiosamente debió asumir apenas la pandemia posó su garras en el vasto territorio de los EEUU. Con enorme irresponsabilidad y falta de respeto por los criterios científicos.
Otro “entuerto” que desarmó Biden de “De un solo tajo” (título de la novela de Andrés Hernánez Alende, escritor radicado en Miami) fue el del muro fronterizo con México. Ordenó detener su construcción y financiamiento.
Trump -es necesario volver para resaltar la magnitud de la diferencia con el sucesor-, haciendo un chiste propio de su grosera política que no aceptaba del “cambio climático” por lo que borró a EEUU del “Acuerdo de París”. Dijo desde un invierno en Washington “después de todo (por aquello del calentamiento global) no nos vendrían mal unos tres grados de calentamiento”.Biden dictó varias medidas contra el cambio climático y dispone que EEUU vuelva a París.
Cumple con transparentar una política antirracial desmontando los factores que la obstruían durante el período al que sucede
Otra de las esperadas decisiones: las nuevas órdenes ejecutivas (sin pasar por el Congreso pero que podrían ser cuestionadas ante la Corte judicial) de hondo sentido humanitario y realista: para volver a unir a los niños que fueron separados de sus padres en la propia frontera. Alrededor de 650 víctimas inocentes de la política antiinmigratoria de su antecesor.
Hay mucho más en lo externo que abordó con coraje y determinación Biden. El pacto extraordinario de 2015 que sometía a Irán al control de su gestión nuclear era extraordinario porque por primera vez en la historia un país pacta simultaneamente con los cinco miembros permanentes del Consejo de seguridad de la ONU (EEUU, Rusia, Gran Bretaña, China, Francia) más Alemania en un acuerdo para control de que su capacidad nuclear no se derive hacia el uso, fabricación y utilización bélica. Trump abandonó ese pacto en 2018 y, en verdad, además, significó una traición a los otros integrantes del grupo.
Reducción de Armas
El STAR (por sus siglas en inglés) suscrito en julio de 1991 entre Rusia (Mijail Gorbachov) y EEUU(George W. Bush) donde se establecían limitaciones para ambos países en la cantitad de cabezas nucleares y sus medios de transporte. A pocos días de vencer Biden y Putin, lo renovaron por cinco años, sobre la hora.
¿Y el tratado Reagan- Gorbachov?
Está pendiente para Biden y esta vez Putin reflotar el Tratado “Euromililes” (Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio) que estuvo vigente durante 33 años hasta que Trump le dio un puntapié. Putin un día después, 2 de febrero de 2019, se retira también.
El mundo espera que Biden tome la iniciativa, sobre un tratado que tanto costó suscribir en su tiempo.
La vertiginosidad y cantidad de órdenes ejecutivas son una señal optimista y real de una voluntad política definida del nuevo presidente estadounidense.