Elena se sumerge en las letras de Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou y Alejandra Pizarnik; con ellas navega emociones, se ríe, se sorprende y toma decisiones. Llegó a sus historias y a sus obras con la indecisión de aceptar o no una invitación inesperada para disertar en Europa sobre literatura femenina, su especialidad como docente. Sus temores coexisten con el humor, las reflexiones y la posibilidad de dar un giro a su vida y desplegar su potencial.
“De alguna manera, el personaje representa el camino que todos atravesamos para descubrir nuestras pasiones y forjar nuestras decisiones a partir de ellas”, la define Alejandra Páez Salas, la protagonista del unipersonal “Elena amanece sola”, que hoy estará en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251), a las 20.30.
La obra la escribió el porteño Fabrizio Origlio especialmente para la actriz tucumana, a quien además dirigió. Se conocieron cuando montó “Te cuento una leyenda” con el Teatro Estable de la Provincia, que integra Páez Salas. “Nos reencontramos con la necesidad de generar un espectáculo independiente que reivindique desde un lugar amable el aporte de poetas mujeres latinoamericanas a las que admiramos. Empezamos a definir las escritoras que nos interesaban y rápidamente comenzó a realizar la dramaturgia de la obra. Ensayamos durante dos meses para estrenarla en abril de 2020, y llegó la pandemia”, recuerda en diálogo con LA GACETA. Antes del parate, hicieron dos ensayos abiertos y ahora llegó el tiempo de estrenarla.
- ¿Hay Elenas cerca en tu vida?
- Muchísimas, sin duda Elena tiene un poco de cada una de esas personas que están en la vida de uno, que van tras sus sueños, tras lo que las apasiona y se animan a desafiarse a cada paso.
- ¿Estar sola es una elección o una consecuencia de otras elecciones?
- En el caso del personaje, es una decisión a partir de respetar su necesidad de estar con sí misma, para poder tomar una decisión importante.
- En anteriores generaciones se vinculaba a la soledad con el castigo, mientras que actualmente el enfoque es distinto...
- Como bien decís, el enfoque es muy diferente. Hoy el espacio de soledad con uno mismo tiene un valor muy importante, es de reflexión sobre uno y de una interesante conversación con honestidad sobre quienes somos y quienes deseamos ser. Fabrizio invita a reflexionar sobre ese espacio de soledad, sobre cuan habitados y acompañados estamos de otras voces y pasiones.
- ¿Cómo fue el trabajo?
- En una primera etapa, mientras se trabajaba sobre el texto, él estaba en Buenos Aires y yo en Tucumán; luego me instale allá durante dos meses para concretar ensayos presenciales.
- ¿El parate de un año los llevó a repensar la obra?
- Para todos los artistas fue un largo y duro proceso de buscar maneras de reinventarnos. Sin duda, puso en valor la importancia del encuentro con un otro en muchas esferas, no solo en el teatro. Con respecto a la obra, algo de ese estar en soledad y de la necesidad de volver al encuentro con el tiempo y otras cosas que 2020 nos impuso, resignificó la importancia de la temática de sentirse acompañado en el encuentro con la lectura y con esas voces que muchas veces nos representan.
- Ganaste el premio del Ente Cultural y LA GACETA con el video de una novia a punto de casarse. ¿Se enlaza esta obra con ese trabajo de algún modo?
- No, el trabajo que hicimos con Fabrizio para el video de la novia fue posterior y en plena incertidumbre en relación al teatro. Y al no haber podido estrenar Elena y seguir en contacto vía Zoom, nos embarcamos en trabajar sobre el monólogo para el participar del concurso “Dame cinco minutos”.