Trasnocharon más de lo habitual. Renegaron porque no podían ver a sus amigos durante la cuarentena estricta. Muchos se perdieron viajes de egresados, las clásicas semanas estudiantiles y las fiestas de la primavera. Sufrieron el desgano y la falta de motivación. Fue difícil mantenerlos conectados a las clases por zoom. Y también les resultó complicado adaptarse al barbijo y al distanciamiento social
Los adolescentes, integrantes de uno de los grupos más afectados emocionalmente por el cierre de escuelas, regresan desde mañana a las clases presenciales. Los docentes de la secundaria saben que tienen por delante un año desafiante. Con muchas dudas y pocas certezas. Recibirán a los que vienen de una primaria inconclusa. Y tendrán la tarea de preparar a quienes el año próximo ingresen a la vida universitaria. Expectativas y preocupaciones caracterizan el ciclo lectivo 2021.
Lo primero que señalan es que no es lo mismo trabajar con adolescentes que con niños. Menos en tiempos de pandemia. A todos les inquieta el comportamiento de los estudiantes del nivel medio. Está la clásica rebeldía. Y también el pensamiento omnipotente, como explica el psicólogo Jorge Garaventa. Creen que la juventud les da inmunidad y que esa inmunidad no es vencida por el virus. Por eso, les cuesta cumplir los protocolos sanitarios. Sin embargo, como dice el profesional, está bueno recordarles que la función central del tapaboca es proteger a los demás de nosotros, y que cuando uno se descuida, descuida a los otros.
“Mi mayor preocupación es el tema del protocolo’’, comentó María José Lazarte, profesora de la Escuela de Comercio Dr. Miguel Lillo. En los últimos días, la docente se puso frente al aula para dar una clase de apoyo, pero la experiencia no fue buena. Según dijo, le preocupa la posible transgresión de las medidas de seguridad por parte de los alumnos. “Di una clase de consulta estos días y con el barbijo puesto realmente no nos entendíamos, terminé con dolor de garganta, me la pasé gritando. Además, veo cómo se manejan los chicos en la calle y no sé si van a respetar los protocolos en los establecimientos, tengo mis dudas’’, comentó.
Según María José Soria, profesora del Instituto privado Santa Inés (La Banda) y del Colegio Cooperativo Jesús Sembrador (Capital), regresar al aula es necesario y la entusiasma, pero asume que será complicado volver a poner en orden en el proceso educativo a los alumnos del nivel medio. “Los de primaria tienen más acompañamiento de los padres, en cambio los más grandes se relajaron un poco el año pasado durante la virtualidad. Además, cuando las autoridades dijeron que todos iban a pasar de curso, eso hizo que los alumnos no se enganchen más con las clases. Los docentes tuvimos que reinventarnos todo el tiempo; esperamos que este año los chicos se muestren entusiasmados’’, expresó.
“La adaptación viene con la costumbre’’, afirmó Fernando Álvarez, profesor de Lengua y Literatura del Colegio Sagrado Corazón, quien además es tutor de sexto año. Álvarez comentó que los estudiantes próximos a egresar esperan con ansias el reencuentro. “Me junté virtualmente con los chicos y están con muchas ganas de comenzar. Esta vuelta va a ser todo un desafío porque el curso estará dividido en burbujas e irán a clases en diferentes horarios. Y para los profesores también será otro desafío. El temor por el contexto está, pero también creo que es necesaria la vuelta y todo este proceso paulatino’’, explicó.
Desigualdades
Soria y Alvarez sostienen que las condiciones para recibir a los alumnos en las instituciones privadas sí están dadas. Para los estatales, la realidad es totalmente diferente.
En algunas escuelas rurales las circunstancias a las que se enfrentan los profesores para arrancar mañana son deplorables. “Tengo ganas de volver a las clases presenciales porque en 2020 no tuvimos internet. Además los chicos acá quieren regresar a las aulas porque no se adaptaron el año pasado, pero de las tres escuelas donde trabajo sólo una está en condiciones. En las otras no hay ni agua y el pasto mide un metro de alto. Estoy seguro de que lo menos peligroso acá es la covid’’, señaló un docente del departamento de Leales que pidió no ser identificado.
Sin ir más lejos, en la escuela de Yerba Buena en la que trabaja Lazarte, el trabajo virtual fue el tema que más desigualdad visibilizó ya que la metodología de enseñanza se dio a través de WhatsApp. “Tuvimos muchos obstáculos y con más razón las escuelas públicas son las que necesitan más presencialidad en la actualidad. A la mayoría de los colegios privados les aprobaron tener clases todos los días, incluidos los miércoles, en los que se supone que hay desinfección. El Estado debe garantizar la calidad en la pública y no lo está haciendo’’, se molestó.
Los docentes autoconvocados calculan que al menos hay una decena de escuelas en las que las clases comenzarán sólo en forma virtual porque no se encuentran en condiciones seguras de retornar a las aulas. Hay problemas edilicios y también algunos establecimientos no tienen personal auxiliar que cumpla con las tareas de limpieza. Es el caso de la Comercio República del Panamá, que ya aclaró a sus alumnos que todavía no pueden volver a ocupar sus pupitres.
(Producción: Milagro Assa)