Fue uno de los inventos más importantes del hombre. Nació en Inglaterra en 1802 y desde entonces se convirtió en sinónimo de progreso por los múltiples beneficios que dio -y lo sigue haciendo- a la sociedad. Es considerado el medio de transporte más económico y seguro que hay. Mientras en Europa, el tren goza de una gran adhesión y constantemente se está modernizando, en nuestro país, durante la década del 90 se firmó su acta de defunción, en la mayor parte del territorio nacional, menos en Buenos Aires. Como consecuencia se declaró la muerte de cientos de pueblos, cuya vida dependía del tren.
Uno de los pocos ramales que sobrevivieron es el del Ferrocarril Mitre que cubría el tramo entre San Miguel de Tucumán y la estación porteña de Retiro. Y pese a que, por el deficiente estado de las vías férreas en varias partes, un viaje puede llegar a superar las 30 horas, mucha gente elige este transporte por lo económico. Hace unos días, consignábamos que un pasaje a Buenos aires en primera cuesta $ 770 y en pullman, $925, mientras que el ómnibus cuesta alrededor de $6.500. Las familias numerosas suelen ser las más beneficiadas con este servicio. Otros lo eligen para revivir viejas épocas en que el tren era el medio más popular. La compañía Trenes Argentinos mantiene dos veces por semana los servicios que unen Tucumán con Buenos Aires, partiendo miércoles y domingos de Retiro Mitre y los martes y viernes de Cebil Pozo.
El servicio se reanudó a mediados de diciembre pasado, pero el tren ya no llega a a estación del Mitre en la plaza Alberdi, desde noviembre de 2019, cuando la empresa decidió que por prevención no podía pasar por el puente ubicado sobre el río Salí, averiado en dos pilares a causa de las tormentas y la falta de mantenimiento; desde entonces solo llegaba hasta la ciudad santiagueña de La Banda. La pandemia dejó casi nueve meses sin transportes de larga distancia a todo el país.
En octubre pasado, el agrimensor Pedro Katz, ex jefe de la División Seguridad Vial de Vialidad Provincial y apasionado de la infraestructura ferroviaria, le dijo a LA GACETA que personal de la empresa que administra el servicio le expresó que “el puente no necesita una reparación total, sino que se le haga mantenimiento en dos de las pilas que soporta el recorrido porque sufrieron la erosión del agua por los remolinos de la corriente del río”. “Esto es reparable con cierta facilidad. Pero me dijeron que si las autoridades no demostraban interés en repararlo no se iba a poder rehabilitar el servicio”, agregó.
El tren llega actualmente a la estación de carga de Cevil Pozo, ubicada en una zona rural, a unos 13 km de San Miguel de Tucumán, pero no es un lugar apto para el ascenso y descenso de pasajeros, no tiene andenes, según dijo Katz. Además, los viajeros deben gastar en taxi entre $600 y $700 para llegar a esta capital. La estación frente a la plaza Alberdi sólo funciona como boletería y sitio de partida de los taxis, los días de salida del tren.
Las autoridades tuvieron más un año para reparar el puente, aprovechando la inactividad de la pandemia. Le hubieran solucionado un problema a la gente, que no es menor para quien posee escasos recursos. Nos parece lamentable que este puente continúe sin reparación. Si la idea es alentar el desarrollo turístico de Tucumán, estamos aún lejos de hacerlo.