En las dos semanas transcurridas desde que comenzaron las clases se activaron las consultas de las escuelas ante el Ministerio de Salud, por casos detectados de contagio de coronavirus que, si bien no pertenecen directamente a miembros de la comunidad educativa, obligaron a aislar 19 burbujas escolares, sin que se haya determinado el cierre de establecimientos escolares.
Se trata de 10 burbujas de escuelas primarias, siete de secundaria y dos de colegios privados, y además hubo 10 casos de personas que habían presentado síntomas compatibles con Covid-19 pero que luego se descartaron con pruebas de laboratorio. Esta tarea de detección fue realizada por los vigías escolares, en el marco del programa del Ministerio de Educación y la Dirección de Epidemiología. De acuerdo a este trabajo, los casos confirmados en la primera semana no son miembros de escuelas sino que provienen de padres de alumnos, personal docente y no docente y directivos que tuvieron contacto estrecho con personas contagiadas fuera de los establecimientos. En ese informe consta que no había alumnos contagiados, por lo que no había “brotes institucionales”. A partir de esta experiencia, se organizaron dos capacitaciones para esta semana con los vigías sobre cómo llevar adelante el reglamento para aplicar perfectamente el protocolo de detección de contagios. Una médica de la Dirección de Epidemiología explicó que, al no haber brotes institucionales, las escuelas no deben ser cerradas, si bien consideró que “puede haber directivos que tomen esa decisión por temor”.
En consecuencia, las 19 burbujas que deben hacer cuarentena durante 14 días están recibiendo contenidos adaptados y reprogramados para la no presencialidad, y los docentes con Covid han sido reemplazados. Con respecto a la entrega de contenidos virtuales, las escuelas y colegios han tomado sus propias medidas y computan las asistencias y faltas a su criterio.
Hay, en este sentido, bastante incertidumbre porque hay muchas áreas de riesgo por fuera de la comunidad educativa, por ejemplo en los vínculos que mantienen por fuera del sistema de burbujas los estudiantes con sus amigos y en sus familias, y los riesgos de contacto estrecho que hay en el traslado desde y hacia los establecimientos escolares. La detección de los casos conocidos en este primer momento sirve de advertencia.
Es de suponer que a partir de esta semana habrá novedades frente a un sistema complejo, que en un principio ha funcionado bien debido a que el número de contagios ha sido bajo en el final de las vacaciones y del verano, si bien las autoridades sanitarias están advirtiendo sobre el aumento de casos, sobre todo –según dijo el secretario ejecutivo médico del Siprosa- “en la población joven, que es la que menos se cuida”. “Estamos trabajando mucho; estamos en la frontera, en la terminal, en el aeropuerto, viendo a las personas que pueden traer el virus… por suerte en Tucumán aún no tenemos cepas distintas a la original, pero no podemos descuidarnos”, agregó. Al respecto, es de hacer notar que el operativo de control en la terminal de ómnibus, el viernes a la madrugada, detectó siete casos de estudiantes contagiados al regreso de su gira de egresados a Córdoba. Y en noticias nacionales se dio cuenta del contagio en Capital Federal de 44 estudiantes que volvieron de gira de egresados a México. Las giras de egresados 2020 se están llevando a cabo precisamente en este comienzo de año. El aumento de casos, la inminente llegada del frío y la reanudación casi total de las actividades en todos los ámbitos debe generar alerta frente a situaciones de riesgo que puedan afectar la atención a la población de mayor complejidad. Todo esto, mientras nos aferramos a la esperanza de que para mediados de año ya se haya alcanzado la “inmunidad de rebaño” con la vacunación masiva.
Hasta entonces, conviene aceitar la tarea de control en el sistema educativo y resolver de inmediato los problemas que vayan surgiendo, a fin de que no se altere el frágil equilibrio sanitario con que ha comenzado el ciclo lectivo en la provincia.