¿Qué iba a llegar primero? Un partido con el arco de Atlético en cero o uno sin marcar goles? Tan bien viene atacando y tan mal viene defendiendo el “Decano”, que la pregunta se convirtió en un dilema importante. Tanto que parece similar a “qué viene primero ¿el huevo o la gallina?”. Si alguien se lo preguntaba antes de que comenzara el partido de ayer, tuvo su respuesta tras el Gimnasia 2-Atlético 0. El de la gallina sigue sin resolverse, pero en La Plata podemos decir que primero llegó el partido en el que el equipo de Omar De Felippe no pudo marcar, su especialidad. Mientras tanto, continúa defendiendo mal y sufriendo las consecuencias.
Es cierto, las bajas en el visitante fueron importantes: Cristian Erbes, Nicolás Aguirre y Javier Toledo, tres titulares indiscutidos. Sin embargo, por momentos del primer tiempo el repertorio del equipo fue el mismo al que nos tiene acostumbrados, con o sin bajas. La aparición de Ramiro Ruiz Rodríguez que luce cada vez mejor jugando desde el inicio y el primer partido de titular para Junior Benítez permitieron ver un equipo que movía la pelota e intentaba llegar con profundidad. Incluso el juvenil atacante marcó un gol que fue anulado por supuesta posición adelantada. Sin una buena toma televisiva del ataque, jamás pudo comprobarse si fue bueno el fallo.
Con ese misterio a cuestas, llegó una certeza de todos los partidos para Atlético: el centro del rival y el gol. Esta vez fue tras un error en la salida de Franco Mussis, el servicio llegó de Brahian Alemán y, de un cabezazo, Marcelo Weigandt metió a Cristian Lucchetti al arco con pelota y todo. Más allá de la resistencia insuficiente del “Laucha”, el error de Fabián Monzón al marcar fue claro, algo ya tradicional en la defensa “decana”.
Pero, esta vez, los de atrás no sólo sufrieron por arriba. Johan Carbonero, la figura del partido, los hizo padecer por abajo. Agustín Lagos, que atacaba bien, no podía contener al colombiano. En el medio, ni Mussis ni Guillermo Acosta podían frenar al “Lobo”. No es que el local haya sido una tromba, pero concretaba lo que se proponía. Algo que Atlético nunca pudo hacer.
Principalmente no pudo porque sus dos mejores jugadores hasta aquí (Ramiro Carrera y Augusto Lotti) tuvieron su peor partido de la temporada. Como dupla e individualmente. Tanto así que Lotti evitó involuntariamente un gol de Atlético en la línea tras un remate de Leonardo Heredia. En ese momento el partido ya estaba 0-2 para el visitante. Minutos antes Guillermo Ortiz había intentado despejar una pelota (de forma fallida) cerca del área chica con un taco y, por supuesto, Gimnasia se lo hizo pagar con un empujoncito a la red de Carbonero.
Goles de los rivales de Atlético y errores de sus defensores como siempre. Jugadores “decanos” sin poder anotar como nunca. Es cierto, ante Comunicaciones terminó con su arco en cero, pero este análisis abarca la Copa de la Liga Profesional. Además, no sería justo con un equipo de Tercera y en su primer partido oficial de la temporada.
Si el milagro de que Atlético no anotara llegó, es decir, si ya está entre nosotros el huevo, no deberíamos perder las esperanzas de que llegue la gallina. De tener el primer partido del torneo local con el arco propio en cero. El próximo partido será una buena oportunidad para lograrlo.