Los accidentes de tránsito no cesan ni con pandemia ni con restricciones en la circulación ni aparentemente con ningún tipo de medidas en nuestra provincia. Las cifras avalan cuánto se ponen en riesgo los tucumanos. El último reporte de la fundación Luchemos por la Vida da cuenta de que durante 2020 nuestra provincia se ubicó tercera en el ranking nacional en lo que a cantidad de muertos por siniestros viales se refiere. Se registraron 299 muertes en Tucumán y sólo hubo más decesos en Santa Fe (427) y en Buenos Aires (1.668). Estos números negros ratifican lo poco apegados a ser respetuosos de las normas de tránsito que son los tucumanos, ya que provincias con mayor cantidad de habitantes que la nuestra, como Córdoba, registran menos cantidad de muertes por siniestros viales (275).
La misma organización abunda en informes y estadísticas que corroboran que respetar las señales de tránsito, las velocidades máximas para circular, utilizar el cinturón de seguridad y no pasar semáforos en rojo reducen drásticamente la posibilidad de sufrir una colisión frente al volante. Claramente, no es el caso de Tucumán.
A ello se suma una encuesta que realizó la Subsecretaría de Tránsito y Transporte de San Miguel de Tucumán, que indica que, sobre 1.500 encuestados respecto de cómo actúa al ser increpado por un agente municipal, un 36% dijo estar dispuesto a pagar una coima para evitar una multa. El 40% contestó “no sé” y sólo un 24% lanzó un “no”. Además, el organismo municipal monitoreó a 200 automovilistas en las principales avenidas de la Capital y comprobó que el 27% viola la luz roja del semáforo por lo menos una vez al día. En el caso de los ómnibus, hizo un seguimiento a dos unidades por línea y por turno y observó que al final de su recorrido pasan el semáforo en rojo dos veces por día. Con las motocicletas el resultado es aún peor: el 100% de 100 motos que se siguieron no respetan los semáforos y llegan a pasar en luz roja siete veces por día.
Este tipo de datos y estadísticas hablan por sí solas respecto de por qué en Tucumán hay tantos decesos como resultado de accidentes de tránsito. Ni hablar de que casi el 90% de los recursos humanos y económicos de un hospital de referencia como el Padilla se destinan al área de emergencias, y para atender a accidentados por colisiones viales. En su gran mayoría, además, se trata de motociclistas. Basta detenerse algunos minutos en cualquier avenida para corroborar que muy pocos de los conductores de moto utilizan casco. La estadística dice que uno de 10 apenas se protege al conducir.
Con estos datos y con el accionar de algunas personas irresponsables será difícil evitar las dolorosas muertes que se cuentan de a cientos, además de las graves lesiones que sufren muchos de los accidentados. Cumplir con las normas ahorraría muchísimos millones que ayudarían a afrontar las crisis en estos tiempos de pobreza. Sería importante que, más allá del esfuerzo que deben hacer las autoridades para controlar que se cumplan las reglas de tránsito, los ciudadanos tomen conciencia del peligro que significa para sí y para terceros conducir cualquier tipo de vehículos de manera irresponsable.