Así, como quien no quiere la cosa, Lionel Scaloni está pronto a cumplir tres años al frente de la Selección. Para ser más precisos, los cumplirá a principios de septiembre, cuando la Copa América ya sea historia y se retome la carrera por la clasificación al Mundial de Qatar. Por supuesto, la inactividad casi total del fútbol en 2020 ayuda a estirar el número, pero así y todo parece difícil de creer que ya haya pasado tanto tiempo, sobre todo porque al día de hoy el equipo argentino sigue luciendo como una obra en construcción a la que todavía le falta rato para ser inaugurada.
Oportunidades de ensayo no han faltado: con el del viernes, el ciclo de Scaloni ya suma 28 partidos, casi el doble de lo que duró Jorge Sampaoli, más del triple que Edgardo Bauza y a uno de igualar el de Gerardo Martino, por mencionar sólo los más recientes. Sin embargo, se debe tener en cuenta que sólo 13 (es decir, menos de la mitad) fueron partidos oficiales. El resto fueron amistosos repartidos por el mundo, varios frente a seleccionados de medio o bajo calibre. Contando sólo los oficiales (por Eliminatorias y Copa América), el récord de Scaloni viene siendo favorable: seis triunfos, cuatro empates y tres derrotas. Si se incluyen también los amistosos, los números mejoran: 15 triunfos, nueve empates y cuatro derrotas.
De todas maneras, cuando se trata de selecciones, no se debe confundir cantidad de partidos con tiempo de trabajo. Comparado con uno de club, el entrenador de un equipo nacional tiene mucho menos tiempo para transmitir una idea y perfeccionarla. Si bien el empalme de las Eliminatorias con la Copa América permite que la Selección tenga hoy cierta continuidad, lo habitual es que el DT cuente con sus jugadores unos pocos días cada largo tiempo, por lo que no se puede esperar avances demasiado rápido.
¿Ha logrado construir algo hasta aquí Scaloni, más allá de que algunos se empecinen en recordarle su falta de currículum como entrenador?
Sí. Si es suficiente o no, eso ya queda a criterio de cada quien, pero no se puede negar que más allá de la inconsistencia que ha mostrado Argentina en los segundos tiempos y del excesivo protagonismo que demanda de Lionel Messi, se están viendo señales alentadoras en lo colectivo, aunque eclipsadas por las fallas en la definición y ciertos descuidos defensivos que fueron demasiada recompensa para lo que los rivales merecían. Como faltar, falta mucho, por supuesto; pero al menos cada actuación viene siendo un poquito más sólida que la anterior.
Con respecto al partido de mañana contra Paraguay, Scaloni tendrá algunas decisiones que tomar. En primer lugar, la de evaluar si vuelve Leandro Paredes a la zona central (siempre y cuando esté en condiciones después del golpe que sufrió en las costillas) o si sostiene a Guido Rodríguez, que además de marcar el gol ante Uruguay tuvo un buen partido.
Forzosamente, deberá prescindir de Giovani Lo Celso y Nicolás González, que arrastran molestias físicas. El tucumano Exequiel Palacios y Ángel Di María serían sus reemplazantes. El otro gran tema es Lautaro Martínez: en estos cuatro partidos mostró poco y nada. Mientras tanto, Sergio Agüero sigue esperando su chance. Tal vez ya sea tiempo de ver al “Kun”.