A principios de temporada, sólo a alguien muy audaz o muy sobrado de billetera se le hubiera ocurrido apostar por una final de NBA como la que esta noche, a partir de las 22, comenzará a disputarse entre Phoenix Suns (el campeón de la Conferencia Oeste) y Milwaukee Bucks (el campeón del Este) en Arizona. A ninguno de los dos le quedaba pintado el traje de favorito, no sólo por su falta de costumbre en estas instancias (pasaron 28 años desde la última final de los Suns y 47 desde la más actual de los Bucks), sino también porque había otras franquicias con planteles de mayor calibre y experiencia, este último un factor clave en instancias decisivas. De hecho, entre los rasgos que hacen de esta final una bastante inusual es el hecho de que para todos los jugadores de ambos equipos, esta será la primera final por el anillo de la NBA. Mejor dicho, para casi todos: la excepción es Jae Crowder, alero de Phoenix, quien jugó la final de 2020 para Miami Heat contra Lakers. Más aún: será la primera final de los últimos 10 años en la que no estén LeBron James o Stephen Curry, lo que refuerza ese aire de renovación que desprende este mano a mano, partiendo de la base de Phoenix no se consagró nunca y Milwaukee lo hizo por única vez hace 50 años.
En realidad, los Suns tuvieron dos oportunidades de hacerlo: su primer intento fue en la temporada 1975/76, cuando perdieron 4-2 ante Boston Celtics, y el segundo en la 1992/93, cuando cayeron por idéntico marcador a manos de los Chicago Bulls de Michael Jordan. Los Bucks, por su parte, se consagraron en 1971 de la mano del legendario Kareem Abdul-Jabbar.
La llegada de ambos a la final puede ser inesperada, pero no por eso fortuita. Los Suns fueron los segundos mejores del Oeste en la etapa regular, y en los playoffs tumbaron a los Lakers de LeBron James, a los Nuggets de Facundo Campazzo en semifinales y a los Clippers en la final de conferencia. Los Bucks, terceros del Este, se abrieron camino hacia la final derrotando a Miami Heat, a los Nets de James Harden y Kevin Durant, y a Atlanta Hawks.
Buena parte de las esperanzas de Phoenix descansa en Chris Paul. A sus 36 años, el base está ante la primera oportunidad de alcanzar el preciado anillo. Por el lado de Milwaukee, la clara referencia es Giannis Antetokounmpo, su principal arma de ataque. El problema es que el griego (con promedio de 28,1 puntos, 11 rebotes y seis asistencias por partido en la temporada), viene de sufrir una hiperextensión de la rodilla izquierda en la serie contra los Hawks, por lo que su presencia está en duda.