Ahora la pelota está del otro lado: mientras Lionel Messi se relaja en Rosario, las oficinas de Barcelona son puro ajetreo. Ya hace casi dos semanas que el mejor jugador de su historia anda sin contrato, a la intemperie de un mercado que se partiría al medio por verlo con otra camiseta, y por eso en el departamento de contaduría del club catalán se encuentra envuelto en una suerte de “tetris” financiero para tratar de encajar el nuevo contrato de la estrella dentro de las limitaciones presupuestarias establecidas por la Liga Española.
Si bien “Leo” aceptó una rebaja de hasta el 50% de su sueldo, Barcelona tiene muchos kilos que bajar todavía en su masa salarial: aproximadamente unos 200 millones de euros para poder inscribir a Messi y a sus cuatro refuerzos (Sergio Agüero, Eric García, Emerson y Memphis Depay) sin transgredir el fair play financiero. El presidente de La Liga, Javier Tebas, ya dejó en claro que no se hará ninguna excepción por Messi, por muy rentable que este resulte para el torneo mismo. Si bien ya se desprendió de ocho futbolistas, ninguno fue de jerarquía como para mover la aguja, por lo que hay varios nombres de peso que tendrían puesto el cartel de “Se vende”: Antoine Griezmann (el DT Koeman pidió retenerlo, pero Atlético Madrid lo quiere de vuelta), Samuel Umtiti, Miralem Pjanic y Martin Braithwaite, Phillipe Coutinho y Ousmane Dembélé.