La siembra de trigo se dio por finalizada en todo el país, con una de las superficies más grandes de las últimas dos décadas.

Si el clima acompaña, la producción del cereal podría marcar un récord. Pero para que eso ocurra, también resulta clave la prevención de aquellos factores que pueden afectar la productividad. Por ejemplo, las enfermedades.

Royas y manchas constituyen un riesgo: durante anteriores campañas se llegaron a propagar de tal modo que se convirtieron en el principal problema que afrontó el cultivo tranqueras adentro.

Debido a ello, con la siembra culminada, expertos de Sumitomo Chemical recomiendan iniciar con las tareas de monitoreo preventivas, para no decidir tratamientos de manera tardía y que eso complique el objetivo de alcanzar los mejores rendimientos posibles.

“En algunas regiones ya comenzó a relevarse la presencia de royas, en bajos niveles, pero constituye una señal a tener en cuenta. La mayoría de los trigos se encuentran transitando la etapa de macollaje, y es un buen momento para intensificar los monitoreos, porque se acerca la etapa de encañazón que es un período crítico para la definición de los rendimientos”, destacó Mauro Balza, técnico de Producto South Region en Sumitomo Chemical Latin America.

Por el momento, el escenario aparece diverso, y en muchas regiones la condición hídrica es una las principales limitantes. De todos modos, hay zonas en las cuales el régimen de precipitaciones está acompañando y, a raíz de ello, un aspecto fundamental a tener en cuenta es conocer el perfil sanitario de las variedades sembradas.

Aspectos a considerar

“En el caso de variedades con alta susceptibilidad a enfermedades puede ser necesario planificar dos aplicaciones. En cambio, otras con mejor perfil sanitario y en función a como se den las condiciones del año que pueden no requerir doble aplicación. Son cuestiones a tener en cuenta”, explicó Balza.