Por lo insólito que fue la suspensión del partido Argentina-Brasil, la covid-19, en esta oportunidad, asumió un rol secundario. En el contexto macro de la historia que aconteció en el estadio Neo Química Arena de San Pablo, el virus que generó la pandemia fue el origen, más allá del desprolijo accionar, generando una de las hecatombes futbolísticas (ver otros ejemplos aparte) que quedarán en la historia.
La covid-19 ya alteró con su presencia a las ligas de cada país, a las copas continentales, a los Juegos Olímpicos y los ejemplos pueden citarse en otros deportes también. Desde marzo de 2020, cuando llegó, hasta ayer en la fecha siete de las Eliminatorias Sudamericanas de Qatar 2022, el coronavirus paró la pelota en repetidas oportunidades.
Eso sí, ninguna suspensión tomó tanta trascendencia histórica como la de hace unas horas. Gran parte de la relevancia se la aportó el desprolijo accionar de las autoridades brasileñas. El virus siempre puso el freno antes que los protagonistas estén en la cancha y no cuando la pelota ya estaba rodando por el césped.
Pasó con la final de la Champions League en mayo. Como a la definición habían llegado dos equipos ingleses, la UEFA decidió cambiar la sede, principalmente, porque el deseo era jugar con la presencia de 12.000 aficionados. Por entonces, Estambul que había sido la ciudad designada, estaba en la “lista roja” que el Reino Unido había emitido semanas antes por considerarla de alto riesgo en lo que al virus se refería. Ni los simpatizantes de Chelsea, ni de Manchester City, los dos clubes finalistas, podían asistir al partido.
Luego de intentos por trasladar la final -llegó a barajarse como posible escenario el estadio de Wembley-, finalmente el campeón de Europa, que fue Chelsea, quedó consagrado en el Estadio da Luz de Lisboa. La capital portuguesa, de color verde para los aficionados ingleses, era ideal para que ellos no tuvieran que realizar una cuarentena al regreso a su país.
Muy parecida fue la irrupción del virus en la misma instancia del torneo en 2020. También el estadio turco Ataturk iba a ser el punto de definición, pero en aquel agosto la pandemia era mucho más crítica. También se jugó en Portugal, incluso en aquella ocasión no hubo público.
Las variantes del virus hicieron y hacen que la guardia tenga que estar en alto todo el tiempo. No suspendió un partido, pero sí la covid-19 en su versión británica fue la causa para que varios partidos de la Copa de Campeones debieran buscar un lugar distinto al original. En febrero el gobierno español puso restricciones a los vuelos procedentes de Reino Unido, hasta el 2 de marzo debido a la propagación del virus.
Los octavos de final del torneo estaban en pleno desarrollo. Uno de los afectados fue Atlético Madrid de Diego Simeone. El equipo de “El Cholo” iba a ser local en el Wanda Metropolitano, pero el rival era el inglés Chelsea. El Estadio Nacional de Bucarest, en Rumania, fue finalmente el escenario de juego. Leipzig-Liverpool y Borussia Mönchengladbach-Manchester City, se jugaron en Budapest, Hungría, y Molde-Hoffenheim, en Villarreal, España, entre lo otros que tuvieron que buscar destino.
Como lo de ayer en Brasil recorrió el mundo, el episodio que protagonizó Independiente en tierras brasileñas en mayo, también lo hizo. No tanto por lo deportivo que se desarrolló con normalidad, sino por la conmoción de las fotos que se viralizaron. Sucede que 12 integrantes del plantel fueron demorados en el aeropuerto porque dieron positivo en los testeos. Pese a haber tenido muy poca carga viral, por la legislación brasileña se les impidió el ingreso. Los de Avellaneda acusaron maltrato por parte de la policía y mostraron las fotos durmiendo en el piso de una sala del aeropuerto. El partido se jugó y terminó con un empate 2 a 2 que tuvo un mejor sabor para El “Rojo”.
En 1997
La derrota de Argentina por 2 a 1 en La Paz ante Bolivia terminó en una gresca al costado de la cancha. Antes, Nacho González, arquero “albiceleste”, golpeó con su cabeza a un rival. El duelo era por las Eliminatorias a Francia.
Tigre amenazado
En 2012, en el Morumbí, Tigre jugó la final de la Sudamericana ante San Pablo. No salió a jugar el segundo tiempo por los golpes y amenazas que el plantel tuvo en el vestuario. El partido lo perdió (0-2) por abandono.
Súperclásico I
En 2015, Boca recibía a River por la Copa Libertadores. Hinchas “xeneizes” tiraron gas pimienta por el túnel cuando iba a reiniciarse el juego. Dos horas más tarde el partido se suspendió y Boca fue descalificado.
Súperclásico II
Por la agresión que sufrió el ómnibus que trasladaba al plantel de Boca hacia El Monumental, el partido de vuelta de la final de la Libertadores 2018 se terminó jugando en Madrid, España, donde fue campeón River.