“Los políticos mienten”, se escucha seguido, sobre todo en tiempos electorales como los que vivimos las últimas semanas. Sin embargo, ¿qué se puede hacer para saber cuándo están mintiendo? Hugo Lescano, director del Laboratorio de Investigación en Comunicación No Verbal, habló con este diario para contar en qué fijarse a la hora de escuchar a un político para identificar si dice la verdad o no.
En primer lugar, cabe aclarar que Lescano advirtió que le hecho de ser políticos no los transforma en mentirosos per se, sino que mienten al mismo ritmo que la sociedad a la que pertenecen. “La diferencia es que la mentira de un político afecta o hace mucho más daño que una mentira mía, que afecta a un grupo más pequeño”, señaló.
En segundo término, es menester explicar qué es el lenguaje no verbal y el especialista se tomó el trabajo de definirlo: “es todo lo que comunicamos sin las palabras: el color de ropa, los accesorios, la gestualidad, la manera en que movemos las manos, inclusive el paralenguaje que es la manera en que hablamos, el tono, las pausas, los ritmos”.
Atención a las manos
Una vez aclaradas esas cuestiones, Lescano explicó tres técnicas para analizar si un político dice la verdad o, al menos, qué siente sobre eso que está diciendo.
Existe una señal a la hora de comunicarse que prácticamente todos entendemos y depende del pulgar: una persona que muestre el puño con el pulgar levantado indica que “todo está bien”, mientras que su antónimo es el pulgar hacia abajo.
El movimiento del pulgar, advirtió, muestra lo que una persona piensa acerca de lo que ella misma dice, según diferentes investigaciones al respecto.
“El dedo pulgar, de manera inconsciente, desaparece si anunciamos algo que no es del todo bueno cuando estamos hablando, aunque nuestras palabras digan lo contrario”, expresó, y agregó: “si van a Youtube pueden ver ministros de Economía (no sólo de Argentina) anunciando que el crédito con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es fantástico, pero ocultan el pulgar”.
Un gesto que resulta incómodo o difícil de realizar conscientemente, dijo, es totalmente natural si se lo hace de forma inconsciente cuando se dice algo que no es cierto.
Instinto de mamífero
Otra sugerencia para analizar el comportamiento de un político -o de cualquier persona- es prestar atención ante su reacción cuando está en un lugar que siente ajeno, de “visitante”. ¿Cómo? El experto lo explicó con un ejemplo reciente: la reunión entre Alberto Fernández, presidente, Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, y Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“La reunión fue en la Quinta de Olivo, donde el presidente y el gobernador son ‘locales’ y el jefe de Gobierno porteño es ‘visitante’. Ahí les sirven agua a los tres. Alberto y Axel toman agua, pero Rodríguez Larreta no sólo no toma, sino que ni siquiera toca el vaso”, relató Lescano.
Este comportamiento tiene una explicación científica: “el problema no está en el agua, es que los mamíferos no dejamos saliva en un lugar donde no tenemos confianza”. “Con eso vemos si un político confía en el lugar en el que está o no”, añadió.
Levantar el hombro
El tercer consejo de Lescano para analizar la conducta de un político hace referencia a otro movimiento inconsciente: levantar levemente el hombro cuando se miente.
“Levantar el hombro cuando estamos afirmando significa que creemos exactamente lo contrario a lo que decimos. Es un BC82, un código conductual. Y esto se puede probar también con la pareja, amigos, en los negocios”, concluyó.
Los ojos nunca mienten: una mirada recuerda y la otra inventa
Mirar a los ojos es clave a la hora de analizar si se miente o no. Según el experto en comunicación no verbal, Hugo Lescano, es algo que se puede practicar en la casa. “Todos tenemos un cuadrante, arriba a la izquierda o arriba a la derecha. Miramos a un lugar cuando recordamos y al otro cuando creamos”. El patrón de cada persona puede ser a un lado o el otro; si se descubre hacia qué lado mira uno cuando miente, simplemente queda ver si mira o no hacia ahí.