“El gran mérito de Inmanuel Kant no sólo está en haber teorizado el Estado de Derecho como culminación de las ideas liberales, sino en habernos enseñado con toda claridad que la libertad es obediencia a las leyes”. El postulado del filósofo que fue el “padre de la Ilustración” (sintetizado por Joan Antón, politólogo y catedrático de la Universidad de Barcelona) tiene hoy plena vigencia con la celebración de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias.
Las PASO fueron creadas en 2009 mediante la Ley de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral. Y desde su nacimiento fueron cuestionadas tanto por los más diversos sectores políticos. Los partidos de izquierda las denunciaron como un acuerdo entre el radicalismo y el peronismo para dejar fuera de carrera a los partidos “chicos” y de recursos limitados, que debían afrontar dos elecciones y no solo una. Los de derecha las cuestionaron como una maniobra kirchnerista para limitar el uso de la publicidad en los medios audiovisuales, a costa de aumentar el gasto público en la organización de una nueva votación y de hacerse cargo de pagar los avisos (ahora regulados) en los medios masivos de comunicación. El kirchnerismo y el macrismo, las dos fuerzas que se alternaron en el poder desde la instrumentación de las primarias, también las descalificaron: “son una encuesta cara”, fue el cuestionamiento común.
Por diferentes avatares, sin embargo, las PASO perduraron. Y en esa permanencia en el tiempo, este año, fueron tomadas finalmente como una instancia electoral decisiva. Tucumán es la muestra palmaria de cómo las primarias han pasado a ser una elección trascendente para las fuerzas políticas provinciales. El oficialismo dirimirá en las urnas una interna política e institucional que enfrenta al gobernador y al vicegobernador. Juntos por el Cambio encontró en estas internas abiertas la vía para que ese frente no estallara y los desacuerdos se superarán en una votación. Hasta el Frente de Izquierda de los Trabajadores resolverá el armado de su lista entre dos sectores, donde militan referentes del Partido Obrero, del Movimiento Socialista de los Trabajadores y del Partido de los Trabajadores Socialistas.
El politólogo polaco Adam Przeworski tituló uno de sus ensayos más recientes con una pregunta: “¿Por qué tomarse la molestia de hacer elecciones?”. Respondió que los comicios son una manera pacífica de resolver conflictos. Ese es el espíritu mismo de la democracia.
La PASO, entonces, obtienen una doble consagración. Son, por un lado, un mecanismo para organizar las internas de las agrupaciones políticas que les ha devuelto a ellas vitalidad y centralidad política. Eso no es otra cosa sino cumplir con la Constitución Nacional, que declara los partidos como instituciones fundamentales de la democracia. Ellos tienen nada menos que el monopolio del acceso a los cargos electivos, es decir, son los órganos que hacen posible el sistema representativo de gobierno. Por otra parte, las internas le brindan un servicio inapreciable a la sociedad: ordenan la oferta electoral. Hoy, los tucumanos encontrarán 12 boletas en cada cuarto oscuro. Si cada espacio político consigue un número de sufragios equivalente al 1,5% de los votos válidos, resueltas las candidaturas habrá sólo ocho listas para votar en noviembre. Lo que da al derecho de elegir la garantía de hacerlo con claridad.
El respeto a la ley de creación de las PASO, entonces, verifica el postulado kantiano: los argentinos gozan no sólo de la libertad de elegir a sus representantes, sino también de decidir quiénes serán los candidatos a representarlos. Más participación política de la ciudadanía sólo puede arrojar más democracia, y de mejor calidad.
Una anécdota que se arrastra desde finales del siglo XVIII en nuestro continente pretende que George Washington, cansado de las críticas que recibía la Constitución de los Estados Unidos, supo responder que sabía perfectamente que la Ley era perfectible, pero estaba seguro también de que aquello que la perfeccionaría sería su cumplimiento a lo largo del tiempo. Casi dos siglos y medio después, las PASO le dan la razón.