Manejar aparatos y territorios resultó un hecho clave en la interna de Juntos por el Cambio si se observa el resultado final: ganaron los intendentes, perdieron los que no tienen responsabilidades ejecutivas. En ese marco, los jefes municipales victoriosos se “neutralizaron” en lo electoral como para postergar el debate por el liderazgo opositor en lo político. Esto último se debe a la victoria de Germán Alfaro -aliado al intendente de Bella Vista, Sebastián Salazar- en la elección de senadores y al triunfo de la dupla Roberto Sánchez (Concepción)-Mariano Campero (Yerba Buena) en el rubro diputados.
Para estos dos últimos fue vital la gran diferencia en sufragios que obtuvieron en la sección oeste -de casi 46.000 votos-, los suficientes como para acercarse al capitalino en el rubro senadores y para ganar por casi 8.000 adhesiones en diputados. Hecho que cobra más relevancia desde que Alfaro les ganara en San Miguel de Tucumán y en el Este.
La realidad electoral en Juntos por el Cambio logró lo que la política no pudo: los unirá en la boleta del 14 de noviembre. Eso, precisamente, los obligará a trabajar en sociedad postergando un debate que venía cabalgando con fuerza detrás de los comicios: el de la lucha por liderar el espacio opositor. Porque se puede hablar del “empate técnico” entre los jefes municipales que los hará trabajar en conjunto para las generales. Lo que les impone un gran desafío por delante: consolidar los casi 34 puntos que obtuvieron y seducir a más tucumanos. En ese aspecto, los intendentes tienen que mantener buenas relaciones con los que resultaron los grandes derrotados en esta contienda interna: José Cano y Silvia Elías de Pérez, quienes en diciembre concluirán sus mandatos como diputado y senadora, respectivamente. Los que, a causa de este resultado, quedaron fuera de la lucha por una de las bancas. Los parlamentarios aportan el voto radical “tradicional”, por eso no pueden quedar marginados de la ecuación final, por más que hayan salido detrás de los jóvenes intendentes radicales que en su momento querían sumar a Ricardo Bussi (FR) a la coalición.
En la UCR, a partir de esta primaria abierta, quedan consolidadas dos vertientes internas de cara al proceso de normalización que deberían encarar en el partido después de las elecciones generales: la de Campero-Sánchez y la de Cano-Silvia Elías. Podrán elegirse los cuadros partidarios en una contienda interna o tratar de confluir en una lista de unidad, la que no hubo en las PASO. He aquí un aspecto curioso: si se hubieran juntado los espacios radicales en una misma nómina, el alfarismo no hubiera salido victorioso en el rubro senadores.
Pasó la interna de la principal coalición opositora y dejó un empate político entre dos espacios y a un sector tradicional representativo del radicalismo vencido. Como dato de color, si se analizan los resultados en función de los apoyos nacionales recibidos por cada una de las tres listas -aunque su influencia resulte mínima en materia de votos- habría que decir que Horacio Rodríguez Larreta, que apoyó a Alfaro, y que Alfonso Prat-Gay, que respaldó a la dupla Campero-Sánchez-, le ganaron a Mauricio Macri, que avaló a Cano y a Elías de Pérez.