La ciencia avanza a pasos agigantados y estamos acostumbrados a conocer novedades en el ámbito internacional. En Tucumán también hay innovación y descubrimientos.
“Cuando estudiaba soñaba con ser investigador, porque quería luchar, por motivos familiares, contra la parálisis muscular. Quería recibirme y hacer algo para ayudar a la gente que la sufre”, cuenta Roberto Hernán Romero. Es licenciado en kinesiología e investigador científico y creador de un innovador método de rehabilitación neurológico: “Método Romero de neuroplastia y vibraciones”, al que le dedicó sus últimos 20 años.
“Consiste en el estudio del comportamiento de teorías de la física, aplicadas a la neurofisiología, con la probabilidad de generar y acelerar la plasticidad neuronal, los procesos de reclutamiento de nuevas redes neurales, procesos regenerativos y la restauración de funciones dañadas por patologías de origen neurológico, en personas que sufren de parálisis y de espasticidad muscular (un tipo de hipertonía muscular)”, explica a LA GACETA.
Para que se entienda mejor resume: “Se trata, básicamente, de acelerar los procesos de plasticidad neuronal, es decir, la capacidad que tienen las neuronas o el sistema nervioso de ir supliendo funciones que están inhabilitadas o latentes, que es lo que pasa en un paciente con secuelas neurológicas. La idea es que, en caso de que sea posible, se pueda ayudar al paciente a contrarrestar esa parálisis de una manera más rápida que con los métodos habituales”, agrega.
Sobre el método
“Este método es más efectivo cuando al paciente se lo aborda en la etapa aguda, es decir, cuando recién sucedió la injuria -aclara-; aunque vos podés trabajar con pacientes crónicos, pero es más lenta la rehabilitación. A veces, nos encontramos con un paciente que dejó de rehabilitarse por cuestiones económicas o porque se cansó, pero quedan funciones ocultas. Es decir que esa persona puedo mover algo, pero no lo sabe”.
Romero, investigador del laboratorio de biomecánica del departamento de Bioingeniería de la Facultad de Ciencias Exactas, dirigido por el físico Julio C. Politti, comenta que, después de evaluar y tratar a un paciente, puede que se recuperen algunos movimientos. “No es ni casual, ni es la técnica, sino que hay cosas que el paciente puede hacer y, como no está en rehabilitación, no sabe que tiene esas posibilidades -agrega-; el método tiene sus técnicas específicas, y tiene mucho que ver la predisposición de cada uno; se trata de concientizarlo para que haga el movimiento requerido. Como está enfocado en el sistema nervioso, necesito que el paciente envíe una secuencia de impulsos nerviosos que hagan que esas neuronas latentes se activen, se reorganicen o se ramifiquen para una nueva conexión sináptica”
Nuevas vías
“Pensé, durante la pandemia, que si me pasara algo, todo mi trabajo se perdería... Por eso me apuré para concluir mis investigaciones y contar qué estuve trabajando”, resalta.
Romero, que llegó a conseguir respaldo y autorización de la Universidad de Oxford para utilizar trabajos de otras investigaciones de esa casa de estudios en la suya, admite que el proceso que dio lugar al método fue largo, y no desea que su investigación quede guardada en un cajón por la eternidad.
“Quizá sea el único en el mundo que ha fusionado la rehabilitación neuronal con teorías de la física cuántica. Mi única intención es abrir camino a otros investigadores, y que se sepa que aquí hay alguien que está vinculando la plasticidad neuronal con la física; espero que otros científicos, en otros lugares del mundo con más posibilidades, puedan avanzar en el tema -sueña-; quizá con más tecnología se pueda lograr acelerar aún más los procesos de recuperación en las parálisis musculares”.
Puertas cerradas
Aunque ha logrado grandes avances en su campo de estudio, Romero hace un punto aparte y comenta lo complicado que es ser científico especialista en rehabilitación en nuestra provincia.
“Se me cerraron muchas puertas cuando quise comenzar a investigar; y es difícil ser investigador porque no podés vivir de eso, muchas veces comenzás trabajando ad honorem en nombre de la ciencia -afirma-; los investigadores necesitaríamos poder vivir de nuestro trabajo, y no tener que ganarnos la vida con otras actividades, para poder dedicar más tiempo a nuestro trabajo, con el único propósito de ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad, sobre todo de aquellos que no disponen de los medios para acceder a un derecho que les corresponde, como es el tratamiento necesario para su salud”.