POESÍA

NECESIDAD DEL SILENCIO

AMALIA MERCEDES ABARIA

(Vinciguerra - Buenos Aires)

Necesidad del silencio, dividido en cuatro partes (“Aguas”, “Tristes”, “Sombras” e “Impresiones y artes”), exhibe una arquitectura verbal muy íntima. Con una técnica austera y ligeramente evasiva (que se da a través de un ritmo calmo), los poemas conservan siempre un timbre clásico. La rima y el verso libre mantienen un equilibrio perfecto, un justo medio donde la emoción es esencial al núcleo de cada pieza.

Estamos ante una contención formal y un gusto muy selectivo como también musical a la hora de atravesar zonas oscuras, allá, en la hendidura del dolor. Imágenes serenas, minimalistas, aunque marcadamente expresivas: “Un agua es la que busco / sin nombres, olvidada / casi el sueño de alguien, / una orilla de cuarzos. // Alguna vez la he sentido. / Sí, perfecta / como un instante blanco. / Un pájaro se acerca / con la rosa del agua.” (“Busco un agua”).

Así, Abaria revela ser una poeta personal que con vocabulario propio expresa la inefabilidad del vivir. Una poesía que padece la espera, el doliente recuerdo de familiares que ya no están. “Estas flores inocentes / lloran en mi espalda / no saben, no saben / su destino de mármol / solo y triste” (“Chacarita”). En una soledad de sombras, las ausencias cobran un espesor ineludible. Solo una poeta que siente verdaderamente puede escribir un verso como éste: “el rumor de pájaros de la infancia” (“Casa del ángel”), o bien: “qué nueva ausencia vendrá / con su dolor de aguja” (“Agua y pájaros”). Versos que toman por sorpresa al lector y los deja poco menos que atónitos, en un estado de gracia repentina. Para ser poeta hay que saber sentir, y en tiempos de cruda apatía, Abaria tuvo el coraje de corresponder a esa cara sensación. Poesía pura, poesía espiritual. Una voz transparente, de una dulzura que no se apaga.  

Abaria lleva publicados, además de varios libros en prosa, los siguientes poemarios: Del lado de la vida (1984); Caminos (2009); El musgo y la calma (2013); Breves azules (2016), y Busco un agua (2017).

Necesidad del silencio se complementa con varios óleos realizados por la autora. El libro lleva una contratapa firmada por Graciela Maturo. Su prólogo corresponde a Guillermo Eduardo Pilía.

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AUGUSTO MUNARO