“Es una historia muy íntima. Es una mujer que habla en un monólogo interior. No le habla al público sino que lo hace consigo misma, lo cual suele suceder entre las personas solitarias”, describe Susana Santos, acerca de “La mujer que amaba demasiado”.
Con dirección de Nicolás Aráoz y asistencia de dirección de Emilia Guerra, Santos protagoniza la obra de Beatriz Bergamín que se estrena en la Sala Ross (Laprida 135).
Las funciones serán hoy a las 20 y a las 22, y el próximo sábado, en los mismos horarios.
“El año pasado Nicolás me convocó porque quería que trabajáramos juntos. Empezamos a buscar monólogos femeninos, y dimos con este, basado en un cuento de Antón Chéjov. Es una obra corta, de 40 minutos. Empezamos a ensayar los dos y luego se nos unió como asistente Emilia Guerra en este viaje teatral”, comenta.
“Es la primera vez que trabajo con Nicolás, y me he sentido muy cómoda. Es una persona muy tranquila, comprensiva, tiene mucha apertura; charlamos mucho las ideas; tiene un ojo crítico, y mucha imaginación y creatividad”, afirma.
“A lo largo del monólogo voy contando historias de lo que le sucedió en la vida con relaciones amorosas. La obra tiene un final abierto, a criterio del público, que debe elegir si lo que se cuenta ha sucedido realmente; si se trató de una fantasía, si es un sueño, o si son recuerdos. Eso es lo que a mí me gusta en cualquier obra de arte, sea pintura, literatura, que sea el que ve el que le ponga su impronta”, asegura la actriz. Respecto de la sala de la puesta, recalca el carácter muy intimista, “por eso elegimos la Sala Ross, que es pequeña, porque así lo requiere”.
La actriz cuenta que estuvo grabando dos videos con Ruth y Lisel Pláate, y que su reencuentro presencial fue hace dos semanas, en la presentación del libro “Rito y teatro”, de Alfredo Fénik. Sobre el estreno de hoy dice: “después de tanto tiempo, reencontrarse con la gente, ver a los compañeros, a los amigos, al público, escuchar los aplausos es realmente diferente. Es otra energía._En 2020 hice pequeños cortos, he filmado en casa, pero nunca será lo mismo que el vivo”, resume acerca de volver a la razón de ser del teatro.
Del director
“Hace más de 10 años surgió la idea de trabajar con Susana, pero. nuestras respectivas agendas nos postergaban”, revela Aráoz.
“Nos encontramos en la cuarentena, y ensayamos mucho tiempo de manera virtual. La conocía de haberla visto en ‘Las criadas’, con Jorge Gutiérrez, en ‘Antígona Vélez’, y también de varias puestas en el Teatro Estable. Ahora nos conocemos desde el teatro en esta etapa rara. Además, a través de este monólogo, que es un trabajo tan íntimo, hemos intentado ir hacia lo más profundo de la actriz, al tiempo de ir adentrándonos en el texto de Bergamín. Vemos a esta ‘mujer que amaba demasiado’, que queremos compartir con el público en este espacio tan nuestro”, propone.