Desde inicios de semana, en la esquina de calle 25 de Mayo y Mendoza, la tradicional pausa para degustar de un “cortadito” o una cerveza se vio interrumpida. A diferencia de las postales usuales -con mesas llenas de gente charlando o leyendo- Café 25 permanece inhabilitado. Y sin plazo previsto para su reapertura. Todavía todo está en veremos.
La cinta de peligro y el vallado en la zona fue retirado; en su reemplazo se instalaron soportes metálicos para que la estructura quede segura. Ese es el motivo principal de todo el cierre: que nadie (transeúntes, vecinos, clientes o habitantes del edificio sobre el bar y sus aledaños) corra algún peligro por un desprendimiento de material.
Todo surgió cuando se detectaron patologías (entre ellas, marcas de humedad) en la infraestructura del lugar, en el área de subsuelo y la planta baja. El domingo -antes de arrancar la jornada cafetera- los trabajadores del bar notaron que un trozo de la mampostería que recubre el establecimiento había caído en la vereda, desde una de las columnas superiores que sostienen el inmueble. A partir de ahí, tantos los dueños del bar como de la joyería y relojería lindante decidieron cerrar temporalmente sus locales hasta tener un mejor panorama de la situación.
Los propietarios enfatizaron que la medida fue solamente preventiva. “Nosotros también preferimos no abrir el lunes y trasladamos algunos artículos delicados a otras sucursales para que -de necesitarlo- los profesionales puedan ingresar al espacio y trabajar tranquilos en los relevamientos. Nos pareció la mejor opción”, comentó Ariel Feler dueño de Big Ben.
El empresario afirmó que es la primera vez que ocurre algo parecido. “Aún resulta incierta cualquier fecha de reapertura. Estos son momentos en los que uno tiene que acompañar y hacer lo que considera seguro para la gente del personal, los clientes y quienes transitan por la zona”, agregó. Hasta entonces, el personal de las dos famosas marcas fueron transferidos a otras locaciones para continuar con sus actividades laborales.
Aunque pasaron varios días, todavía quedan transeúntes o visitantes curiosos que preguntan sobre lo sucedido al darse con tal panorama.
“A su modo, la esquina significa un emblema del microcentro y está presente en las rutinas de cientos de tucumanos que pasan por acá al ir de compras, la escuela o a trabajar. Quizás por eso, los involucrados y los comerciantes de los alrededores desean que las cosas se solucionen a la brevedad”, reflexionó uno de los mozos del bar de enfrente Filipo (perteneciente también a la empresa que nuclea a Café 25).
Pasos a seguir
La construcción sobre la cual funcionan ambos negocios es un edificio residencial que posee más de 50 años. Dentro, se encuentra dividido en 20 departamentos (algunos de los cuales poseen balcón).
“Ahora estamos próximos a presentar un proyecto que especifique las mejoras a realizar. Todo fue analizado con un equipo de ingenieros y arquitectos y esperamos que el informe pueda concretarse, estimativamente, para el lunes”, detalló su administrador Federico Sánchez.
El vocero aseguró que, en general, los vecinos se muestran tranquilos y no hay mayores preocupaciones. “La actitud que prima desde el Consorcio, la Dirección Municipal de Catastro y los inquilinos es la de consenso y diálogo. Por ahora resta esperar hasta conseguir las conclusiones de los estudios”, afirmó Sánchez.
Una vez sorteado este primer paso, los datos serán compartidos con la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. “Al tratarse de una propiedad privada, si bien la responsabilidad de las posibles renovaciones o acciones de mantenimiento son ajenas al Estado, nosotros mantenemos un diálogo permanente con el Consorcio para mantenernos al tanto de las novedades. Al inicio hubo cierta angustia o temor entre los ciudadanos, pero la seguridad pública de la estructura está garantizada”, explicó Pablo Lazarte, a cargo de la Dirección de Catastro y Edificación capitalina.
Pensar en revestimientos que caen evocó en muchos algunas historias del pasado. Dígase, lo ocurrido con una fracción del techo de la biblioteca Alberdi, el derrumbe del antiguo cine teatro Parravicini o el desalojo urgente del Mercado del Norte.
Ante estas imágenes, el funcionario volvió a remarcar que la infraestructura no representa un riesgo para los peatones ni existen alertas de emergencia.
“Este caso resulta bastante distinto y debemos contemplar que se descubrió el problema a tiempo. Además, las medidas de precaución fueron rápidas y hay profesionales que ya se encuentran en labor. Hechos así pasan en cualquier ciudad con un avance edilicio importante o son propios del paso del tiempo que sufren las fachadas”, acotó.
Lazarte tomó tales preocupaciones a modo de algo positivo. “Es bueno que nuestra sociedad esté sensibilizada en lo referido a la arquitectura edilicia reciente o histórica y que los eventos atravesados en los últimos años sirvan para motivar acciones destinadas a preservar los espacios”, dijo.