En Argentina, el 36% de la población considera a la discriminación como una “vulneración de derechos”, el 72% experimentó alguna situación discriminatoria y los espacios más reiterados donde se sufrió este hecho fueron en los ámbitos educativo, laboral y en la vía pública, según el último Mapa Nacional de la Discriminación, que el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) presentará el próximo martes.
Si bien a nivel nacional, siete de cada 10 personas experimentaron discriminación, los porcentajes según cada distrito son disímiles. La provincia que presenta el mayor porcentaje de respuestas afirmativas es Tierra del Fuego, con un 91 %, seguida por Salta, Entre Ríos y Mendoza, con 83 %. En segundo término hay un bloque de 15 provincias que responden afirmativamente dentro del 80 % y 72 %. Por último, dos provincias registran menores niveles de reconocimiento de las experiencias de discriminación: Santiago del Estero y Tucumán, con 57 % y 53 % de respuestas afirmativas.
Según este informe, el racismo estructural es uno de los principales tipos de discriminación sufrida por los argentinos con un 40%, seguido por las corporalidades diversas, la ideología y el género.
Particularmente, en Tucumán, la "situación de pobreza" es el principal motivo discriminatorio. Mientras que ser "persona gorda" es la segunda razón de discriminación, de acuerdo a los encuestados en la provincia.
En su tercera edición, este relevamiento federal fue elaborado a partir de encuestas realizadas a 11.700 personas en sus hogares durante 2019 (antes de la pandemia) con el objetivo de "conocer las percepciones, las representaciones y las experiencias de discriminación en las provincias", y los resultados serán presentados el próximo martes a las 16 en el Salón de las Mujeres de Casa Rosada, informó el Inadi.
Este tercer mapeo fue realizado luego de seis años del anterior, junto a 23 universidades nacionales, entre ellas la Universidad Nacional de Tucumán.
El carácter federal de este mapa posibilita realizar diagnósticos más precisos que favorezcan la creación y aplicación de políticas públicas específicas y eficaces.
¿Qué cambió en seis años?
Mientras que en 2013 solo un 12% de la población consideraba a la discriminación como vulneración de derechos, en el 2019 un 36% indicó esta respuesta.
¿Qué significa? Que muchas personas identificaban, en el anterior relevamiento, a la discriminación como "falta de educación, falta de respeto, burlas o maltrato"; prácticas que, si bien forman parte de distintas dimensiones del mismo fenómeno, no incorporan la mirada de la discriminación como una negación de un derecho. Ahora sí.
La interpretación de la discriminación como vulneración de derechos permite dar cuenta de cómo la sociedad ha desnaturalizado ciertas prácticas. La discriminación es identificada por el 72 % de la población, lo que implica que hay un 28 % de las personas que aún mantiene naturalizadas tales situaciones de vulneración de derechos que ocurren día a día en la sociedad.
En particular, este dato adquiere especial relevancia entre jóvenes: de 18 a 29 años un 82% experimentó discriminación, mientras que entre quienes tienen de 60 a 74 años, un 53% dice haber vivido algún tipo de discriminación.
Cómo se comporta la discriminación
Dentro de las experiencias de discriminación que relatan las personas encuestadas, hay tres grandes grupos de respuestas.
Por un lado, la dimensión étnico-racial aparece como el principal tipo de discriminación que sufren las personas por su color de piel, su nacionalidad, su situación socioeconómica, su lugar de origen y su pertenencia étnico-cultural, entre otras.
En particular, la discriminación por la situación de pobreza fue la respuesta más mencionada por las personas en las provincias de Chaco, Salta, Santiago del Estero y Tucumán; siendo, además, una situación relatada entre los primeros tipos en el resto de las provincias relevadas.
En cuanto a la dimensión de género, se refleja en un notorio aumento de la percepción social e identificación acerca del fenómeno, así como en las experiencias concretas sufridas y presenciadas por las personas encuestadas. Mientras que en el 2013 las respuestas en torno a la discriminación por ser mujer se encontraban en torno a un 6%, en este estudio se incrementó al 12% de las experiencias sufridas a nivel general y 21% si sólo se tienen en cuenta las respuestas de las mujeres.
En particular, es el ámbito laboral donde las mujeres identifican como principal causa de discriminación a las cuestiones relativas al género.
En tercer lugar, aparece la dimensión de las corporalidades, relativa a la discriminación y violencias que experimentan las personas en base a la imposición histórica y social de un modelo hegemónico de “normalidad”. En este punto, se duplicaron las respuestas de las experiencias de discriminación relativas a las cuestiones estéticas y a las corporalidades gordas.
¿Significa que antes no se discriminaba a las personas gordas? No. La mayor cantidad de respuestas de personas que dijeron sufrir discriminación por ser gordas implica que antes tenían naturalizada esa situación, y la aceptaban como “normal”.
Estos primeros datos permiten aventurar la interpretación de que el trabajo de sensibilización es el primer paso para la identificación de las situaciones discriminatorias, para poder avanzar en la promoción de la igualdad en el acceso a derechos.
Por otra último se pidió la opinión de qué debería hacer el gobierno para mitigar los casos discriminatorios. Según los encuestados en Tucumán, el Estado debería incorporar el tema en los colegios, realizar más campañas de difusión y ampliar las instituciones donde denunciar, para luchar contra la discriminación.