Tras algunas idas y vueltas, finalmente la Argentina adhirió el martes pasado a la declaración de la Organización de las Naciones Unidas sobre "conservación de bosques y uso de la tierra", que había sido promovida por Gran Bretaña y respaldada por más de 100 países durante la última conferencia sobre Cambio Climático, en la ciudad escocesa de Glasgow.

Entre otras cosas, las naciones firmantes de ese documento asumen una serie de compromisos respecto a la preservación y restauración de los bosques y de otros ecosistemas terrestres. Asimismo, se plantea un rediseño de las políticas y programas agrícolas para incentivar la agricultura sostenible, promover la seguridad alimentaria y beneficiar al medioambiente.

Durante una charla con LA GACETA, el ecólogo y presidente de la Fundación Proyungas, Alejandro Brown, aclara que el apoyo a la declaración no cambiará demasiado respecto a lo que estaba establecido en la Ley de Bosques, sancionada en 2007 y promulgada en 2009. "En aquel momento, se dio un paso muy importante para conservar más del 80 % de los montes argentinos. El 20 % restante que fue habilitado para transformarse o desmontarse para actividades productivas e intensivas no se va a modificar tras esta declaración de Naciones Unidas", expresa.

- ¿Le preocupa el avance de la frontera agrícola en la Argentina?

- Creo que el campo entiende la nueva mirada del mundo hacia los temas ambientales. Y por eso tiene una tremenda oportunidad para intensificar la ganadería y mantener, a su vez, importantes coberturas forestales. Eso le hace bien a la actividad y a su imagen. Podemos mostrar las virtudes de un sistema asociado a la protección de bienes y servicios ecológicos. Nuestro país tiene hoy la oportunidad de exhibirse como líder global en la producción de alimentos sustentables.

- ¿Cómo se hace esa promoción?

- Se le debe dar visibilidad al esfuerzo que los productores agropecuarios están haciendo para mantener los espacios silvestres dentro de sus establecimientos. Esto no lo sabe nadie. El agro tendría que difundir sus compromisos activos para preservar los espacios naturales inmersos en las hectáreas de producción intensiva. Por ejemplo, en el sector forestal hay entre un 30 % y un 50 % de sistemas silvestres aledaños.

La selva chaqueña, ubicada en la frontera norte de Argentina, es la continuación del Amazonas y del Mato Grosso brasileño. Se trata de un enorme pulmón acorralado. En las últimas tres décadas ha perdido ocho millones de hectáreas. Y la presión crece en Argentina, que ya produce alimentos para 400 millones de personas y busca nuevos campos para cultivar soja. ¿Es posible conciliar lo uno y lo otro? "Está claro que países como el nuestro, cuyas dos terceras partes se encuentran ocupadas por ambientes silvestres, aún tienen muchas posibilidades de expandir su frontera agropecuaria. La clave radica en que esa expansión vaya asociada a una expansión de las áreas protegidas. Ese es el gran desafío: unir la producción con la preservación de la naturaleza", contesta Brown.

Tres días atrás, el Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés) otorgó U$S 82 millones a la Argentina por la reducción de 18 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) ocurridas entre 2014 y 2016. Ese desembolso corresponde a la primera parte del "Proyecto de Pagos Basados en Resultados de REDD+", el cual es promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En ese período, nuestro país controló la deforestación en las regiones del Parque Chaqueño, de la Selva Tucumano Boliviana, del Espinal y de la Selva Misionera. La tala contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero porque los árboles son grandes reservorios o sumideros de carbono. "Esto es una gran oportunidad para contar con recursos a fin de conservar los bosques", concluye Brown.

En definitiva, para que el eslogan de salvar los bosques no sea tan sólo una proclama, debería venir acompañado de al menos tres ingredientes: conocimiento científico que explique por qué hay que luchar por ellos; decisión política para hacerlo y dinero (básicamente). Todos los factores parecen estar convergiendo. Como dice Brown, que no se pierda esta gran chance.