San Martín volvió a decepcionar ayer cuando apenas pudo rescatar un empate ante uno de los peores equipos del campeonato. Pero el 1-1 ante Atlético Rafaela estuvo plagado de situaciones polémicas, que terminaron interfiriendo en el resultado final del juego. "Sabíamos que íbamos a tener este vuelto", reconoció Rubén Moisello, el presidente "Santo".
Uno por uno del agónico empate que consiguió San Martín en Rafaela¿Qué pasó? Además de jugar uno de los primeros tiempos más flojos de la temporada, el equipo que conduce Pablo De Muner, con muy poco, estuvo cerca de traerse la victoria. Pero algunos fallos, al menos discutibles, de Jorge Broggi le negaron los tres puntos a los tucumanos.
Abajo en el marcador, a los tumbos, San Martín consiguió la igualdad casi al cierre del primer tiempo. Sin embargo, Broggi cobró falta de Juan Miritello sobre el arquero Nahuel Pezzini, que en una pésima salida se llevó por delante al delantero "Santo" y perdió la pelota. Esa jugada cambió radicalmente el juego.
Para Moisello, estaba cantado que algo así podría pasar ya que durante la semana pasada se habló mucho en los medios de un discutido penal que sancionó Lucas Comesaña a favor de los tucumanos, ante Brown de Madryn, en La Ciudadela. "Esto es fútbol. Sabíamos que íbamos a tener este vuelto por la repercusión que tuvo el último partido de local. Conocemos el mundo de la AFA y hubo toda una campaña orquestada por algunos clubes, de la que se hizo eco un canal de deportes nacional, con mucha prensa. Eso condiciona mucho, a veces, a los árbitros".
"Creo que en este partido hubo intención de no cobrar un penal o un gol. Tampoco creo que el equipo haya jugado un gran partido", reflexionó el dirigente bancario al frente del club tucumano.
Los decisiones polémicas de Broggi no terminaron ahí, ya que amonestó a ocho jugadores de Rafaela y a cuatro de San Martín, al que además le expulsó Diego Sosa, por una dura falta contra Claudio Bieler.
San Martín salvó un punto, pero debe mejorar muchoEn resumen, sacó una tarjeta cada ocho minutos, anuló un gol a los tucumanos, debió echar a Juan Imbert (y apenas le sacó amarilla) y cada vez que hubo jugadas dudosas en el área miró para otro lado. Incluso, el partido se terminó con Broggi en el área chica, estorbando a los jugadores que querían despejar y a los que pretendían anotar.
"Se rescató un punto, porque era un partido desfavorable por el arbitraje y por la expulsión", analizó Moisello, que consideró que, a la larga, este empate servirá.