En 1958 la Selección argentina sufrió su peor derrota, ante Checoslovaquia. Perdimos 6 a 1. Todos los análisis de adentro y afuera del campo de juego y del país - entre los periodistas, un joven canoso, Macaya Márquez- estuvieron de acuerdo en la razón de la caída: por pavos reales. Íbamos confiados, a mostrar al mundo nuestra hegemonía futbolera. Fuimos como campeones a los que solo les faltaba el trámite de jugar. Entonces nos agarró una humilde, prolija Checoslovaquia -a la que habíamos derrotado hacía meses- y nos recordó que somos los mejores del mundo en creernos los mejores del mundo. Si hay mundial de falsa conciencia, creerse algo que no se es, apueste todo por Argentina. Ponga todo su sueldo -digo entero, no mezquine el bono de fin de año, compensatorios preparitarias 2024 ni demás sumas no remunerativas-. Seguro que gana. Bah, o creo que gana.
Ahora la Scaloneta viaja con todo el entusiasmo de la vaca atada. No hay vacas en Qatar, perdón, la cabra atada, el chivo en el lazo. Las cadenas de electrodomésticos ofrecen televisores cuyo costo será reintegrado si gana la celeste y blanca. Digo: ¿eso es patriotismo? ¿Que cuando perdamos encima nos caiga la cuota del 70 pulgadas donde vimos nuestra derrota? ¿Será que se tienen la convicción celeste y blanca y andan con ganas de perder plata? ¿O que saben lo que va a pasar, que las ilusiones no coinciden con la realidad del combinado? Cuando había Prode me llamaba siempre la atención que quienes ganaban habían pronosticado que su equipo perdía…
Los argentinos viajan igual. Aquí quiero sumarme a Victoria Donda. Hay que ser respetuosos de la cultura árabe... y de su inteligencia. No debemos subestimar a la gente que arma ciudades desde el polvo. Y con polvo de hueso de extranjeros, así que atenti.
Dos burdas acciones fueron desbaratadas en este sentido y nos avergüenzan como país.
Por un lado, los de Hinchadas Argentinas Unidas por los Derechos Humanos (Hupdh) trataron de infiltrar en el contingente a un centenar de barrabravas con acceso prohibido a los estadios por la AFA y la FIFA. La Hupdh no tuvo mejor idea que confeccionarles para los socios discriminados unas lindas Burkas, atuendos tradicionales de las mujeres árabes que cubren su cuerpo y su rostro. Se pusieron de acuerdo luego de mucha discusión respecto a los colores. Por caso, los de River, en llevar los colores blanco o rojo; los de Boca hicieron Burkas amarillas o azules; Vélez azul; Barracas Central, cualquiera. Ahora, teniendo en cuenta que todos ellos sobrepasan y sobrepesan los 150 kilos con holgura, la policía qatarí comprendió al instante que estos coloridos astronautas, que daban un cuadro parecido al del videojuego Among Us, no era un grupo de fieles mujeres musulmanas. Impostores.
El otro suceso involucra a una “unión transitoria de empresas”, supuestamente “TuCor”, que intentó exportar 500.000 frascos del “medicamento Frepatalgina”, una grosera maniobra para burlar la ley seca del Corán. En el prospecto apenas disimulaba su condición de beberaje no berebere: Posología: beber antes, durante y luego de cada partido con cola y hielo. ¡Que Viva Alá! ¡Que Viva el Diego!