Gonzalo Cano
Preparador físico de San Martín
En las 48 horas posteriores a un partido, como por ejemplo el amistoso contra Emiratos Árabes Unidos, se pone énfasis en la recuperación física, a través de trabajos de movilidad, flexibilidad y ejercicios de fuerza sin impacto y de baja carga neuromuscular.
Esto siempre va acompañado de algunos trabajos específicos con balón, a baja intensidad; equilibrando de alguna manera la carga para aquellos jugadores que tuvieron minutos o que jugaron muy poco durante el amistoso. Esto puede ser de forma analítica, a través de carreras fraccionadas (intermitente por ejemplo) o de manera contextualizada a través de partidos condicionados en espacio reducido.
Entre las 72 y 96 horas posteriores al partido, se busca elevar un poco las cargas a través de la combinación de drilles o juegos en espacios reducidos y/o espacios de interacción más amplios; donde se busca optimizar la idea de juego y elevar un poco la carga desde lo condicional, en lo que respecta a los desplazamientos de media y alta intensidad.
Para intentar que los jugadores lleguen en óptimas condiciones al siguiente partido (en este caso será el debut en el Mundial), es fundamental la comunicación permanente entre el cuerpo técnico y el cuerpo médico. Sobre todo, para prestar especial atención a las sensaciones de cada jugador, ya que la forma en la que asimilan una carga de entrenamiento o el post partido es muy diferente en cada uno de los casos.
En ese sentido, es imprescindible también el diálogo con el jugador, que a veces no suele manifestar algunas sensaciones. Por eso, de ser necesario, también podrían utilizarse estrategias adaptadas en la rotación de algunos trabajos para evitar un impacto negativo en la condición de algunos jugadores.