“Somos un sector que tenemos mucho que darle a la sociedad. La barrera más grande que enfrentamos no tiene que ver con lo físico o lo edilicio, sino con los prejuicios”, resaltó, en diálogo con LA GACETA, Germán Ejarque.
El director de Participación Ciudadana y Cooperación Internacional de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) reivindicó al arte como “una herramienta valiosísima de transformación de realidades y de representaciones sociales”. “El teatro nos sirve para derribar los estereotipos que hay en torno a la discapacidad”, sostuvo.
- ¿Cómo nace una discriminación y cómo se la puede detectar en uno mismo hacia los otros?
- La gente no discrimina por maldad, sino porque tiene miedo a lo desconocido. Todos le tenemos a lo que no conocemos. Por eso, estamos convencidos de que el acuerdo que suscribimos desde la Andis con el Instituto Nacional de Teatro (INT) servirá para que lo desconocido se haga conocido, llegue a más cantidad de personas y así lo podamos detectar.
- ¿Cuántas personas en el país padecen alguna discapacidad?
- Sabemos que hay una gran cantidad de argentinas y argentinos vivimos o tenemos una sensación de discapacidad. El censo anterior, de 2011 que es el último dato que tenemos hasta ahora, habla de un 12,9% de personas, lo que significa que hay unos cinco millones de habitantes del país que nos estamos quedando afuera de la cultura, ya sea como público para vivenciar los hechos artísticos en general, o como protagonistas y realizadores de ellos para poder explotar todo nuestro potencial creativo y expresivo.
- La primera reforma en muchas salas fue la colocación de aros magnéticos para la discapacidad auditiva, pero en lo motriz todavía hay muchas deficiencias, incluso en los espacios oficiales.
- Sí, y hay una bandera muy grande que le levanta cuando se plantea el tema de la accesibilidad que es resguardar el patrimonio edilicio o arquitectónico, lo que impide que se hagan las reformas. Muchas veces, pequeños ajustes o adaptaciones nos acercarían a las salas. Pero es el mismo Estado el que incumple con las normativas nacionales e internacionales, que ya llevan años de vigencia. Eso nos dificulta incluso poder exigirle cosas a los privados. Hay que predicar con el ejemplo: hay mucho que hacer en accesibilidad desde el Estado en sus distintas expresiones municipales, provinciales o nacional.
- ¿Cómo evalúan el plan de Teatros Accesibles del INT?
- Celebramos el compromiso del INT con esta materia, es un aporte económico importante para accesibilizar las salas. Hay que acompañarlo en los distintos niveles de Gobierno con acciones concretas, como ser el conocimiento técnico por ejemplo.
- ¿Qué sería lo más relevante de los cambios que se proyectan concretar?
- Que todas esas adaptaciones y transformaciones se hagan escuchando a las personas con discapacidad. A veces salimos a la calle con las sillas de ruedas y vemos rampas muy bonitas y bien pintadas y señalizadas, que terminan en un escalón, están ubicadas a un costado de la senda peatonal o tienen una pendiente tan pronunciada que es imposible de subir. Decimos que hay muchas rampas que más bien son trampas que ocasionan accidentes. Nos falta la mirada del usuario para poder comprobar si sirve, por más que esté hecha.
- Aparte de las reformas físicas, hay otra barrera a vencer que es la incorporación de los discapacitados como protagonistas de lo teatral, sobre el escenario y no como espectadores...
- En ese aspecto tenemos mucho por hacer las propias personas con discapacidad, tenemos que animarnos, vencer el miedo a mostrarnos, salir de la casa, dejar de pensar todo en un tono terapéutico y empezar a vivir en plenitud y a participar en todas las expresiones sociales. Por otro lado, quienes dirigen elencos tienen también que perder el miedo y permitirse preguntar, conocer a las personas con discapacidad que se acerquen e invitarnos a ser parte de los hechos artísticos. Será la única manera de construir una sociedad realmente inclusiva.