“Las condiciones climáticas y las edilicias de cientos de escuelas del interior, se conjugan para transformar a este inicio de clases en un verdadero tormento para niños y docentes”. Es lo que afirma Angel Díaz, un docente retirado de Santa Ana que se lamenta de las penurias que soportan sus tres nietos en las aulas de las escuelas a que concurren en ese pueblo. La ola de calor afecta el desarrollo normal del ciclo lectivo a raíz de que ni siquiera los ventiladores alcanzan para aliviar el sofocón. Pequeños que acusan desvanecimientos en clase o que, por los padecimientos que sufren, se resisten a ir a la escuela.
Una maestra de la escuela Uladislao Frías de Concepción, hace pocos días se vio obligada a hacer salir del aula a sus alumnos para dictarles clases en el patio techado del establecimiento. “Dice mi hijo de tercer grado que en el aula no se podía ni respirar y que algunos chicos comenzaron a sentirse mal. Por eso la señorita los llevó a un lugar despejado, con circulación de aire. Es que ni ventilador tienen a pesar de que son más de 30 los alumnos”, expresó José C, un papá que prefirió dar solo su nombre. En la escuela Independencia del barrio Alvear, también de “La Perla del Sur”, otra madre de un alumno dijo que en ese local los maestros han pedido a los padres que procuren donar ventiladores porque el calor es insoportable en las aulas. “El verano se hizo largo y sorprendió a las escuelas sin las previsiones necesarias”, observó Pedro Gómez, un dirigente vecinal de Santa Ana. En esa localidad funcionan 11 escuelas. Gómez encabeza un grupo de trabajadores solidarios del sistema Embellecer Nuestra Casa que formó hace tres años. Desde enero hasta ahora intervino en al menos seis escuelas con trabajos de pintura, de reparación de instalaciones eléctricas y de sanitarios. “En las escuelas en que hay ventiladores, estos se encuentran en malas condiciones. En algunos casos funcionan con una sola velocidad”, dijo.
En la Escuela Manuel Quintana de Río Seco las aulas tienen ventiladores comerciales adquiridos por las autoridades con dinero de un proyecto nacional, según dijeron.
Las jornadas extendidas en las escuelas recargan los padecimientos de los niños. “Ningún niño puede afianzar el contenido de aprendizaje cuando asiste a clase en medio de condiciones climáticas y edilicias que no son las aptas. Para colmo en las zonas rurales algunos recorren km a pie bajo un sol recalcitrante. Si van al turno tarde salen de su casa a las 12.30 cuando el sol te asfixia. Y llegan a un ambiente en que no tienen alivio” apuntó Anahí Graneros, vecina de Alto El Puesto.
En la escuela Maestro Mario Enrique Casella, de Santa Bárbara, Aguilares, los padres denuncian que no hay agua para consumo para los alumnos. “Tenemos que mandar a los niños con botellas con hielo”, contó Paola Aranda, familiar de un estudiante. “35 chicos en los grados con ventiladores rotos o, en su defecto, que tiran menos aire que un abanico”, publicó en redes sociales Yohana Palacios, otra madre.
La situación se volvió tan insoportable que Alfredo Lescano, uno de los familiares de la escuela Casella, sugirió realizar un bingo para comprar tanto ventiladores para el verano como estufas para el invierno. (Producción periodística: Milagro Corbalán)