Pablo Picasso vivía en la calle Avinyó (Barcelona) a principios del siglo XX, en la que proliferaban los burdeles y las prostitutas, en un tiempo en el que se trataba con naturalidad esa transacción y la prostitución no era mala palabra. Después ese nombre quedó afrancesado y su pintura se presentó en París como “Las señoritas de Avignon” (1906-1907).
Uno de los grandes y más populares artistas del mundo pudo crear series y estilos teniendo como musas a distintas mujeres. Pero también hizo el “Guernica” (1937), retrato doloroso y emblemático sobre la guerra civil española; y la famosa paloma que se transformó en símbolo de la paz.
Hace 50 años murió el artista, luego de una vida en la que casi no tuvo privaciones, y en la que se dio el lujo de pagar sus fiestas, cenas, prostitutas, y aportes al Partido Comunista con su firma, su autógrafo. Lo que no era poco, hay que aclarar. Recientemente se ha estimado en alrededor de 30.000 pinturas, grabados, esculturas y dibujos su producción. Sus litografías y serigrafías han llegado hasta Tucumán: la Facultad de Artes de la UNT posee uno de estos trabajos.
Unos años antes de este milenio, el profesor y estudioso Hugo Petruchansky propuso armar un programa de historia del arte que tuviera dos vectores, dos líneas: Picasso y Marcel Duchamp. Dos artistas para trabajar un siglo; más que un siglo, en realidad.
Del pintor se hicieron películas sobre su arte y su vida, sus creaciones; hay períodos distintos, azul y rosa, pero el cubismo marca su presencia en la historia y en los estudios académicos, luego del expresionismo azul, así como el uso del collage, uno de los primeros en incorporarlo en sus obras junto a George Bracque.
Este aniversario es el primero que cuenta con algunas exposiciones críticas, en relación con su conocida misoginia y machismo; en Münster (Alemania) se inauguró “Fernande and Francoise”, que retoma la historia de las relaciones del artista con Fernande Olivier y Françoise Gilot, quienes publicaron memorias sobre ese vínculo. Ambas mujeres aparecen en algunas de las obras más conocidas, pero todo fue tumultuoso y, en ocasiones, abusivo. La Fondation Beyeler en Suiza examina las pinturas de Picasso y también plantea preguntas sobre la representación de las mujeres en el arte actual, advierte su comunicado de prensa.
El Museo de Brooklyn de Nueva York inaugurará en junio y retomará el tema en una muestra curada por la comediante australiana Hannah Gadsby, que analizará la obra a través de una lente feminista y profundizará en “la interconexión temas de misoginia, masculinidad, creatividad y ‘genialidad’, particularmente en torno a una figura compleja y mitificada como Picasso”, según se define el proyecto. En ese marco, combinará su trabajo con el de artistas femeninas contemporáneas como Cindy Sherman, Kiki Smith y Ana Mendieta.
En otras palabras, este aniversario ubica al artista no solo reivindicado sino denostado, criticado y hasta con pedidos de cancelación.
¿Hay que cancelar a Picasso? ¿Qué delgada línea puede separar la vida privada y su arte? Más fina aún, cuando se ha reconocido su paseo por algunos estilos que tienen nombres de mujeres. Entonces, hablar de las mujeres de Picasso es hablar también de su arte. Hasta no hace mucho, su vida era privada, y solo se consideraba su arte.
Pero no hay que cancelar a Picasso sino contextualizar su acción en relación a la época que le tocó a vivir. En un libro titulado “Las mujeres de Picasso” (Antonio Olano, 1987), el historiador documenta una a una sus relaciones más tempranas. Olivier fue su primera amante duradera, que inspiró su época rosa (escribió el libro “Amar a Picasso”, que se publicó sólo en 1988, porque había un pacto entre los dos que impidió la publicación mientras ambos vivían); luego fue Madeleine, en el período azul. Eva Gouel fue su favorita en el período cubista. Olga Khokhlova, su primera esposa y madre de su hijo Paulo, era una bailarina. Al tener conocimiento de su amante Marie-Therese Walter, que estaba embarazada, Olga se fue a vivir lejos de Picasso, pero no se divorciaron por cuestiones monetarias.
Walter fue su amante cuando tenía sólo 17 años (el artista tenía 47) y fue madre de su hija Maya. Marie-Therese fue la inspiración para los famosos 100 grabados tituladas “Vollard Suite”. Luego siguió Dora Maar, fotógrafa, poeta y pintora. Fue la que documentó uno de los cuadros más famosos, el “Guernica”. Picasso pintó una serie de cuadros como “La mujer que llora”. Gilot fue la madre de sus hijos Claude y Paloma. Con 62 años y todavía en una relación con Dora Maar, Picasso comenzó una relación (de 10 años) con Françoise.
También aparece Genevieve Laporte (entrevistó a Picasso para el periódico de la escuela con 17 años de edad y tuvieron una relación ocasional pero no fue hasta que tenía 24 que comenzó un romance con el artista). Jacqueline Roque fue su segunda esposa y la musa que inspiró más obras. Estuvieron juntos 20 años, hasta que Picasso murió en 1973.
La catedrática Estrella de Diego, de la Universidad Complutense, advirtió que “si empezamos a cancelar sabemos dónde empezamos, pero no dónde acabamos”.
El año Picasso se inició hace meses con muestras homenajes pero también protestas como la que ocurrieron en el museo de Barcelona, denunciando que fue un maltratador y un abusador de mujeres. Si alguien tuviera dudas podría leer el libro que escribió su nieta, Marina Picasso.
En Tucumán
Hay una historia sin documentación (hasta el momento), en la que Picasso aparece cerca de Tucumán. Se asegura que en 1948, cuando se crea el Instituto Superior de Artes y su Escuela de Bellas Artes, se le ofreció el cargo al malaguëño, y que, aduciendo sus ocupaciones y múltiples tareas, aconsejó a Lajos Szalay, a quien consideraba como el mejor dibujante. “Es el próximo mejor artista gráfico de mundo”, es la frase que se le atribuye. Y así sucedió: Szalay estuvo al frente del taller de dibujo hasta 1955, cuando fue cesanteado por la Revolución Libertadora.
En la Facultad de Artes existe un dibujo ligero de Picasso, cuyo origen tampoco está claro. Hasta hace unos años se lo podía observar en la biblioteca de la facultad y actualmente permanece en la colección de esa institución.
Nadie sabe, hasta hoy, incluso los más antiguos bibliotecarios, cómo llegó allí. En 2015, en la muestra “Maestros Fundadores en la colección de la Facultad de Artes”, se pudo ver ese trabajo.
Se trata de la serigrafía “Madre con niño”, de 1922, que figura en algunas láminas también con el nombre “Madre e hijo”, y como litografía. La serigrafía es una técnica de impresión por la que se reproducen imágenes y documentos; es decir, que podemos encontramos ante una copia de copias, lo que, de algún modo, resta valor económico, pero no artístico al grabado de Picasso, menos en estos tiempos en los que, sus pinturas, rompen los récords en subastas millonarias.
Aunque no está claro la historia de cómo llegaron las obras de estos artistas a la pinacoteca de la Facultad de Artes, puede sospecharse que fueron donaciones que hicieron los reales maestros fundadores, como Lino Spilimbergo, que organizó y dirigió el Taller de Pintura del Instituto Superior de Artes de la UNT, en 1948, creado por Guido Parpagnoli. Spilimbergo estudió en París, precisamente entre 1926 y 1928, y seguramente accedió a Picasso.
Militante
No pocos estudiosos hablan de un Picasso pacifista y exhiben la paloma como una imagen internacional. En el congreso de Intelectuales por la Paz, en París (1949) el poeta y comunista francés Louis Aragon seleccionó una litografía de una paloma dibujada por el artista español, que iba a convertirse en el más famoso símbolo de la paz en todo el mundo.
Hasta su muerte en 1973, dos años antes que la del dictador Francisco Franco, conservó su carnet del Partido Comunista Francés. En otra oportunidad escribí que nada lo hizo cambiar de opinión: ni represión de la revolución húngara de 1956 ni la invasión de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia en 1968. Desde esa condición participó en los congresos de la paz, numerosas reuniones con dirigentes internacionales, además de ser un contribuyente generoso hacia ese partido.
En la actualidad no se duda de su afiliación comunista, pero se debate sobre si lo hizo influenciado por amigos, o por su propia convicción. Incluso, cuando se hizo pública en 1944, no faltaron los que opinaron que se afilió para molestar más a Franco.
Picasso, que tenía varios nombres, tuvo una formación académica en Barcelona y Madrid: su padre era profesor de dibujo; visitaba los museos y era copista. Parte de su obra puede observarse desde Velázquez, El Greco o Cezzane.
Pero su obra estuvo marcada por la ruptura de algunas vanguardias y al igual que Duchamp, definió un antes y un después. “Fuente” (el mingitorio) de uno, y “Las señoritas de Avignon” de él, tienen el carácter de rupturas epistemológicas en el arte.
En París logró imponerse, más allá de sus violentas discusiones con Henri Matisse. A los 91 años murió en su residencia en Cannes.