Los argentinos vivimos en un clima social de bronca y tristeza, con una escalada inflacionaria impresionante, un dólar que se dispara ante la falta total de certidumbre, con un gobierno nacional desarticulado y que perdió el control de este escenario tan complejo. La ciudadanía no cree en los políticos; hay indiferencia y falta de representación que encare sus verdaderos problemas. Los políticos viven sus internas, sus posicionamientos, las candidaturas, y muchos por una ubicación cerca de las cajas. No es difícil imaginar una rebeldía cívica que puede ser un alto porcentaje de ausentismo en las urnas. Las medidas paliativas del ministro Massa, fracasaron con el 7.7% de inflación de marzo. Y en Tucumán, la situación es peor; la tasa de desocupación en la región fue al terminar el 2022, el 5,5 % y en Tucumán el 7,1 %. Ocupamos el cuarto lugar con la peor tasa de desocupación en el país. También record de subocupación, y por lo tanto más pobreza que el promedio del país. Falencias graves en educación, tampoco hay reactivos para determinar dengue, en una provincia con record de infectados. En Tucumán no hay nada que festejar. No se hicieron autopistas, ni caminos secundarios, ni se logro educación de calidad, ni se creo empleo privado. Sólo aumentó la pobreza, el dengue, la desocupacion, la inseguridad, el narcotrafico y el patrimonio de muchos políticos. El desafío de la oposición es ganarle al clientelismo, platita, bolsones, colchones, planes y a muchas mentiras. Por eso es imprescindible que planteen a la gente bajar el gasto político de inmediato. La Legislatura más cara del país por legislador, debe terminar el día uno del próximo gobierno. Cada nuevo funcionario electo debe hacer su declaración jurada de su patrimonio. Transparencia desde el primer día. Sólo así podremos volver a ser la Nación de los tucumanos Alberdi, Avellaneda y Roca.
José Manuel García González
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