A la mística no hay con qué darle. Sevilla había ganado las seis finales de Europa League que había disputado. Y ayer lo hizo de nuevo. En el estadio Puskas Arena de Budapest, los españoles se repusieron del 0-1 (gol de Paulo Dybala), empataron gracias a un gol en propia meta de Gianluca Mancini y gozaron de la mística de Gonzalo Montiel en la tanda de penales para alzar la copa por séptima vez.
Al igual que hace cinco meses en Qatar con la Selección argentina, el ex lateral de River fue el encargado de patear el penal definitorio. Una vez más, y pese al suspenso, volvió a calzarse el traje de héroe.
El gol de Paulo Dybala para la Roma ante Sevilla en la final de la Europa LeagueMontiel ejecutó suave a la izquierda de Ruí Patricio y el arquero tapó el remate. Sin embargo, el VAR determinó que el arquero portugués de Roma se había adelantado y el juez Anthony Taylor determinó que debía patearse nuevamente. El defensor aprovechó el guiño del destino, cambió el lugar y mandó la pelota suave sobre el otro palo. Así se sentenció el marcador con el que Sevilla se coronó otra vez y cortó la racha de José Mourinho, quien perdió por primera vez una definición en Europa.