Cristina Fernández de Kirchner vuelve a ser la gran electora, como pasó en 2019 cuando designó a Alberto Fernández para que sea el presidente de la Nación de la mano del Frente de Todos. La vicepresidenta de la Nación propicia ahora al actual ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, que picó en punta con su precandidatura presidencial. Sin embargo, el spot inicial no dice nada sobre su compañero de fórmula, el gobernador de Tucumán, Juan Manzur.
Hasta ahora, el binomio que componen De Pedro y Manzur representa una alianza entre la centralidad kirchnerista y el poder de los gobernadores peronistas. “Wado es el candidato de Cristina y del espacio que lo cobija, La Cámpora, que hoy representan el núcleo duro del cristinismo”, afirma a LA GACETA Julio Burdman, director de Observatorio Electoral Consultores. A su vez, remarca, Manzur representa lo más connotado del peronismo del interior, que hoy tiene vuelo propio porque buscó la manera de meterse en la discusión de la mesa chica de Unión por la Patria. “Hoy en la Argentina no hay muchos mandatarios provinciales que tengan la ascendencia que Manzur tiene dentro del club de gobernadores justicialistas”, puntualiza el doctor en Ciencia Política. En ese sentido, detalla que, por ejemplo, el cordobés Juan Schiaretti ha perdido el protagonismo natural que le pudo haber dado su pertenencia al Partido Justicialista como también es el caso del santafesino Omar Perotti. “Ambos juegan un rol más autónomo en la política, sobre todo Schiaretti, y eso capitaliza Manzur, con su visión más peronista de un interior que pide protagonismo”, acota.
Según Burdman, de confirmarse la fórmula presidencial que el cristinismo impulsará para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), de agosto próximo, este binomio tendrá la difícil misión de encarar una campaña proselitista con equipos mixtos, que atienda aquella centralidad kirchnerista con el federalismo que reclaman permanentemente las provincias. En este aspecto, el politólogo advierte que el kirchnerismo invitó a jugar a la política a un hombre que tiene peso propio, que no quiere ser considerado como un eventual vicepresidente decorativo. Puertas adentro del PJ, Burdman cree que no hay que descuidar a un posible contrincante como el actual embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli. “No subestimaría lo que puede lograr Scioli en este contexto, creo que corre con desventaja, porque el dedo de Cristina es potente, pero no me parece una figura subestimable”, remarca.
En tanto, el analista político Sergio Berensztein puntualiza que Manzur tiene para mostrar como pergamino para su precandidatura a vicepresidente el triunfo en Tucumán que el domingo 11 de junio obtuvo junto con la fórmula integrada por Osvaldo Jaldo y Miguel Acevedo. “Pero tan crucial como aquello fue que el oficialismo provincial se impuso en la ciudad capitalina que, indudablemente, posiciona al gobernador tucumano frente a su incursión electoral nacional”, considera el politólogo en diálogo con nuestro diario. Asimismo, Berensztein agrega que la victoria frente a Juntos por el Cambio en el sexto distrito electoral más importante de la Argentina “pone en valor a Manzur en un contexto en el que Cristina Fernández de Kirchner necesita el consenso de los gobernadores para conservar su cuota de poder”. Esto se afianza con los acontecimientos que se viven en Chaco y que dejaron afuera de la carrera electoral a otro de los considerados cercanos a la vicepresidenta de la Nación: el gobernador Jorge Capitanich.
“En todo caso, una eventual fórmula De Pedro-Manzur le permitirá al oficialismo actual consolidar el piso teórico de entre un 32% y un 33% que puede tener Unión por la Patria para evitar un triunfo directo, por ejemplo, de Juntos por el Cambio y dejarlo fuera de un escenario de segunda vuelta”, detalla. Todo eso, además, dependerá de las características que la coalición oficialista elija para afrontar las presidenciales, en una Argentina que mira demasiado lo que pasa con la economía y la influencia de esta situación en el humor del electorado argentino, finaliza.