He leído que la tala de 12 árboles perpetrada de la playa estacionamiento de la Legislatura ha provocado la indignación de especialistas en arbolado y la Sociedad Amigos del Árbol, y como para reparar el daño ambiental la Cámara ha prometido plantar el doble de árboles dentro del terreno de la Legislatura. Pero más allá de esta indignación y promesa de reparación, hay algo triste, tristísimo. Según recuerdo haber leído en LA GACETA, hace años la Legislatura, para ampliar el espacio de la playa estacionamiento, avanzó, para luego destruirla, sobre la plazoleta dedicada a la memoria de la niña Viola, muerta por el terrorismo. Hubo quienes, en un silencio sin lágrimas, lloraban. Y desde entonces y hasta ahora, según recuerdo nunca pidió disculpas ni mostró arrepentimiento; ni se deshizo el entuerto ni se lo reparó. Por eso, viendo la fotografía de la entrada de la playa de estacionamiento publicada por LA GACETA del 9 de junio, estimo conveniente, preciso y necesario que al menos en la entrada, por fuera del terreno de la Legislatura, para evitar en lo futuro posibles afrentas y repetición del agravio, en la raya y terreno ya municipal que se permita, en memoria de la niña Viola, poner una cruz del camino que sirva para llevar una oración, encender un cirio, colocar una flor. Que se la ponga al costado y al lado de la entrada al norte. Y para que este reconocimiento sea doble, hacia el sur, en el otro lado y al costado de la entrada de la playa de estacionamiento, que se permita poner otra cruz del camino, en memoria del coronel Argentino del Valle Larrabure, cuya heroica muerte por no traicionar a la patria ha sido publicada hace poco por LA GACETA. Y en la vereda, frente a cada cruz del camino que se planten tuscas, para que cuando llegue la primavera, con sus pompones de oro, aromen el lugar.
Juan Carlos Rosario Medina
Lucas A. Córdoba 285
S. M. de Tucumán