Después de las batallas de Tucumán y Salta, Belgrano fue premiado, y el dinero de ese premio él lo donó y destinó para que se hicieran cuatro Escuelas de la Patria. Esta donación tenía por cargo un reglamento que él mismo redactó. En carta del 02/06/23, el ex diputado de la Nación en 1993 Miguel Carmen Nacul dice: “que el terreno para la escuela se determinó que fuera el de la manzana comprendida entre las calles Lavalle, Bolívar, Jujuy y La Rioja, cercano al lugar donde sucedieron los acontecimientos de la batalla de aquel 24/09/1812”.
Esto último conviene desde ya aclararlo, pues hace al rigor de la verdad histórica, ya que esa manzana está adentro -y bien dentro- y es parte del Campo de la Victoria, según lo dice San Martín cuando dispone y ordena el 08/02/1814 hacer un retrincheramiento en el Campo de la Victoria, que después llamaron La Ciudadela. Dentro de esta, en 1817, Belgrano acondicionó el Cuartel de Húsares, para que sirva de capilla. A ese campo los beneméritos de la patria también lo llamaron Campo de. Honor.
La ubicación de La Ciudadela se puede ver en un plano que está en el fascículo número 8 -“Tucumán, la historia de todos”- publicado por LA GACETA. También es de recordar que en Campo de la Victoria y el Honor Belgrano deseó que se levantar una capilla conmemorativa en gratitud a María santísima, Nuestra Señora de las Mercedes, a la cual proclamó Generala.
Después, para 1855, remataron en pública subasta a La Ciudadela y lo que quedaba de la zona del Campo de la Victoria, sin reservar un pedazo de terreno para la capilla conmemorativa, según el deseo manifiesto de Belgrano. Y eso no fue lo peor: no se quedaron en esto; años después al antiguo templo de la Merced, previo al desalojo de la imagen de la Virgen Generala, lo ocuparon, lo demolieron y lo arrasaron y en ese solar se construyó un edificio que ocupó la Legislatura y que luego traspasó a la Universidad Nacional de Tucumán. Que la ingratitud es una infamia es cosa que algunos o muchos relativizan y ponen en duda.
Luego el ex diputado de 1993 nos informa que hoy, “en continuación con nuestra gestión como Comisión Histórica” y con el apoyo de Manzur, Lichtmajer y el ministro Educación nacional Jaime Perczyck, “la licitación y adjudicación de la obra para la terminación del sector primario, con más de 13 aulas, más módulos sanitarios y espacios para docentes ya se encuentra en trámite la licitación para las 12 aulas faltantes de la secundaria, sectores recreativos y deportivos; nos llena de satisfacción”.
Pero en ese listado no figura en la capilla como espacio espiritual, que haga presentir que se cumplirá el cargo y sentir del reglamento y credo cristiano que en su legado hizo Belgrano. Y si no hay capilla, quizás la gestión de la Comisión Histórica habrá hecho con la plata del legado una escuela más y cuando a alguien se le mueva la conciencia de hacer una escuela acorde con el legado y credo cristiano de Belgrano, ya no haya plata.
En cuanto al año 1993, está dentro de la “Década entregadora del Genocidio del 90”, cuando en el Congreso de la Nación, diputados y senadores votaron y sacaron la Ley de Privatización de las Empresas del Estado, por la cual las principales del patrimonio patrio pasaron a manos de concesionarias extranjeras, ley antibelgraniana por donde la busquen, y cuyas nefastas consecuencias están pagando bastante caro, especialmente, los hundidos en la miseria y los jubilados de la mínima, mientras otros por ley de privilegio, cobran a lo grande.
Juan Carlos Rosario Medina
Lucas A. Córdoba 285
San Miguel de Tucumán