Homenaje a San Martín

Por Graciela del Valle Martínez Aráoz - Secretaria de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Tucumán.

30 Julio 2023

Para la Independencia del Perú (28 de julio de 1821), y a su Libertador, estas palabras de homenaje. Ellas refieren a obras realizadas en 1950 por dos estudiosos: Pablo A. Ramella y Raúl Sixto Martínez Moreno. El primero de ellos escribió “Aspectos culturales y políticos de la vida del Libertador”, y para una conferencia en el Senado de la Nación, siendo dicho autor senador nacional por la provincia de San Juan. Expresamos algunos de sus conceptos: señala al iniciar, su objetivo: “resaltar ciertos aspectos de la obra sanmartiniana destacando que San Martín, en sus desvelos de índole política, no descuidó su preocupación por la cultura general del pueblo, aunando en su condición de militar, la de un verdadero estadista que abarcó todos los problemas de gobierno. Fundamenta su aseveración en dos rasgos de su personalidad: a) Cultural, centrándose en la creación de las bibliotecas y, b) Político: focalizado en la sanción del Estatuto del Perú. En cuanto al cultural, analiza la actitud de nuestro héroe, compenetrado en las ideas de la necesidad de la ilustración del pueblo”, colocando numerosas referencias y célebres pensamientos sanmartinianos a cerca de la educación. Detalla la donación en Chile (1817) del dinero otorgado por el Ayuntamiento, para la creación de la Biblioteca. Junto a varios sucesos, considera que fue Lima “su escenario culminante, la plenitud de su vida y de su gloria…”. Allí, luego de declarar la Independencia, estableció la Biblioteca en la Capital, citando P. Ramella los considerandos de la disposición, semejantes a los expresados en Chile. Entre ellos: “El deber de toda administración ilustrada es acrecentar el caudal de las luces por medio de establecimientos útiles, pues así las almas reciben un nuevo temple, propáganse los principios conservadores de los derechos público y privado, triunfan las leyes y empuña el cetro la filosofía, principio de toda libertad, origen de todas las acciones noble”. Solemne fue la inauguración de aquella biblioteca en Lima, con notables discursos y distinguidas presencias. Habló entonces el Protector del Perú: “Yo deseo que esos cuerpos literarios fomenten la asistencia de los individuos a la lectura de los libros para gustar de las delicias del estudio y que sean estímulo para los amantes de las letras y de su patria”.

Luego P. Ramella detalla los libros donados por San Martín, cerca de un millar, y que se perdieron en un incendio años después. En cuanto al rasgo b) político, analiza la carta: Estatuto Provisional otorgado en Perú, respetando los derechos individuales y la libertad de imprenta; leemos así “el pensamiento de Montesquieu estaba aplicado a la letra, imbuido de las ideas filosóficas y políticas del siglo XVIII”. Con otros aportes, concluye Ramella: “Ambos aspectos analizados revelan una fase para destacar: pudo San Martín si deseaba, ser un estadista completo, en su renunciamiento se demuestra la grandeza de su alma; supo contenerse en los límites de lo grande que ya había hecho sin pretender erigirse en salvador de la Patria. Sabía que la gloria podía quebrársele si alternaba en las luchas por un predominio estéril”. En sus intervenciones adquirió el temple de un filósofo tal cual fue llamado por la Junta de Gobierno en Lima. Su nombre está recordado en sus acciones integrales y, como expresa Ramella, por abrir la puerta de la sabiduría del pueblo en el anhelo de constituir una democracia consciente, su gloria pertenece a la universalidad de la especie humana, adquiriendo su figura la categoría de los genios que los pueblos toman como paradigmas de su historia.

El segundo trabajo: “El General San Martín y el Derecho Internacional Público” de Raúl S. Martínez Moreno, fue brindado en conferencia y publicado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNT; también en el Instituto Nacional Sanmartiniano, en “Yapeyú”: Revista Interamericana y, en varias otras. En la introducción, expresa sus objetivos: a) rendir homenaje al Hombre Público más importante de América, con sus cualidades como militar y cultor de férreos principios morales de amor, humildad y desinterés, estando entonces en el pedestal del humano más sobresaliente de la Historia Universal. El otro motivo b): Destacar a Tucumán en la vida del Libertador “con su hospitalidad, en su papel coadyuvante en la trascendencia del Gran Capitán y que tenga Tucumán un lugar de privilegio como Mendoza lo es…”. En su desarrollo, organizado en 18 tópicos, empieza con la definición de Derecho Público y demostrará que nuestro héroe actuó desarrollando sus principios, hoy bien conocidos del Derecho Constitucional, Político y Administrativo.

“Así lo hizo en Mendoza, Chile y Perú con su Estatuto y asimismo en sus múltiples gestiones, comenzando por la Independencia de su propio país. En sus fundamentos, parte desde 1813, con su permanencia en San Miguel de Tucumán y la concepción en esta provincia de Tucumán, de su genial “Plan de Liberación Americana”. Menciona R. Martínez Moreno sus brillantes acciones en dicha jurisdicción, orientado luego su atención, a la Ramada de Abajo (Burruyacu, Tucumán), con la casa de la familia Cossio, donde descansará entre el 28 de abril al 18 de mayo de 1814 -según M. Lizondo Borda y R. Leoni Pinto- luego de resignar el mando del Ejército del Norte para reponerse de su dolencia.

En este punto, recuerda la primera placa que colocó en ese lugar, el 17 de agosto de 1949, llevando sus alumnos del 5º año del Colegio Nacional de Tucumán, inaugurando de tal modo las peregrinaciones de estudiantes a ese “sitio venerado” con la presencia emocionada del vecindario (se preserva aún esa placa). Detalla a continuación varias de las gestiones realizadas en instituciones nacionales y provinciales, y desde 1946, para que esa zona sea valorizada como museo y lleve el nombre de “El Retiro del Gran Capitán”.

En esta investigación coloca esenciales documentos en los diversos asuntos y entre ellos, citamos: Las clases de guerra, el Derecho Internacional Público (DIP) en la época de San Martín, las medidas que adoptó, los principios humanitarios y pacifistas que siempre tuvo en cuenta, junto a otros considerandos y, nos expresa: “San Martín, hombre respetuoso del DIP, aplicó sus principios y que en él fueron como leyes de conducta obligatoria dentro del Derecho de Gente”. Y agrega esta noción: “Hasta la mitad del siglo XIX, época en que actuó San Martín, no se había logrado cristalizar en textos escritos y con la aprobación de la mayoría de los Estados, la iniciación, transcurso y fin de las contiendas bélicas; esta tarea recién viene desde el Congreso de París en 1856 y continúa hasta 1929 en que se dictó el Código de Prisioneros de Guerra, y tal vez no ha de terminar, sino cuando las guerras que fueren totalmente inevitables, se encuadren en inflexibles normas de respeto mutuo de los beligerantes, para que causen el menor daño posible en medio de sus naturales horrores y pongan de manifiesto los contendientes, elementales conceptos de humanidad, dentro de la típica barbarie”.

De tal modo concluye: “San Martín fue un precursor, con prístinos conceptos, propios de su vasta cultura, plena de principios de avanzada aplicados en América”. Nuestro héroe, agrega Martínez Moreno, exigió asimismo a los adversarios, el cumplimiento de las disposiciones vigentes. Termina su estudio, colocando ocho principios actuales del Derecho Internacional Público que fueron muchos de ellos, aplicados por el Padre de la Patria y que, están grabados en las Constituciones del Mundo: la Carta de la ONU y en la Constitución de América: la Carta de la OEA. Creemos oportuno destacar que Raúl Sixto Martínez Moreno fue delegado argentino, y representante por la UNT en Bogotá (Colombia), firmando dicha Carta Constitutiva de la Organización de los Estados Americanos, en 1948.

Finalizamos, exaltando a los dos autores en su tributo al “Héroe de los Andes”, con estos términos de Gregorio Aráoz Alfaro (Conferencia en la Sociedad Sarmiento de Tucumán): “Los verdaderos hombres del progreso son los que tienen un respeto profundo del pasado, con sus días, con sus recuerdos, impregnados todos de un sentimiento de la continuidad de la vida, de la sucesión de las generaciones, en la obra sin fin del mejoramiento humano”.

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